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Ritchie Valens

Los Lobos, Ritchie Valens y el Día en Que Se Murió la Música

La Colección Frontera se especializa en la música México-americana, especialmente los formatos tempranos y rurales de los grupos de música norteña y de conjunto de la primera mitad del siglo XX. Pero en los 1970, empezaron a emerger nuevos estilos producidos por jóvenes México-americanos en grandes centros urbanos, fusionando los géneros tradicionales con los modernos. En Los Ángeles, la banda con más influencia y más aclamadas por la crítica de esa época fue Los Lobos del Este de Los Ángeles.

El cuarteto del Este de L.A. llegó a la cima de su popularidad con la banda sonora de la película biográfica de 1987 La Bamba, que cuenta la trágica historia de la vida de Ritchie Valens, el pionero del rock chicano. Este mes marca el 58o aniversario de la muerte de Valens, junto con dos otras estrellas de rock, Buddy Holly y The Big Bopper. Mientras estaban de gira en Iowa en el invierno de 1959, el trío pereció en un accidente aéreo, un evento conmemorado por el cantautor Don McLean como “el día en que se murió la música” de su éxito de 1971, “American Pie.” Holly, un respetado pionero de la emergente escena de rockabilly, fue la víctima más famosa. Pero para los chicanos en California, la pérdida de Valens, nacido Richard Steven Valenzuela, fue el golpe más duro porque el joven ascendente simbolizaba un adelanto cultural en un campo musical dominado por blancos y negros. Valens es considerado la primera gran estrella de rock México-americano en el país, ya que antecedió a Carlos Santana por una década y precedió el éxito de Los Lobos en el mercado convencional por 20 años.

Muchos chicanos hoy recordarán a Valens por la película, protagonizado por Lou Diamond Phillips con una banda sonora enardecedora por Los Lobos que fue un éxito global. El disco vendió 2 millones de copias sólo en los EEUU, y la canción titular llegó a ser el número 1 en el Hot 100 de Billboard. Con la versión de la canción que salió en la película, Los Lobos recibieron una nominación por Canción del Año en los Premios Grammy de 1988. Y su video alegre para “La Bamba” – con sus imágenes que se arremolinan y giran de una interpretación en vivo entrelazadas con cortes rápidos – también ganó un premio en los 1988 MTV Music Awards.

La película, claro, cuanta la historia de ese catastrófico accidente aéreo desde la perspectiva de Valens. Atormentado por un miedo al vuelo, la joven estrella ganó un sorteo con una moneda, y fue eso que lo puso en el avión condenado durante una tormenta de nieve cegadora. La película, dirigida por Luis Valdez, famoso por Zoot Suit, revela los orígenes del cantante, que son de clase obrera, sus conflictos con su hermano mayor (representado en un papel inicial por Esai Morales) y su enamoramiento de una novia de la preparatoria que inspiró la exitosa balada “Donna.”

Con su muerte, tristemente, Valens se ganó un legado mucho más duradero que hubiera tenido si siguiera vivo. Tenía sólo 17 años en la primavera de 1958, cuando fue descubierto por el productor de discos de L.A. Bob Keane, quien había quedado intrigado por los rumores sobre el chicano que los muchachos roqueros llamaban El Little Richard de San Fernando. Ese verano, Valens lanzó su primer sencillo, “Come On Let’s Go” (“Ven y Vámonos”), publicado por Del-Fi Records de Keane. Pronto ése fue seguido por otro sencillo con éxitos en los dos lados, “Donna” y “La Bamba.”

Asombrosamente, ésas fueron las únicas dos grabaciones que Valens vería lanzadas mientras vivía. Todavía tenía 17 años cuando se murió a principios del año siguiente, con su carrera relámpago habiendo durando sólo 10 meses. Su primer disco de estudio, “Ritchie Valens,” fue lanzado póstumamente y subió hasta el número 23 en los rankings de los discos de Billboard.

Retrospectivamente, tenemos la impresión de que “La Bamba” fue el mayor éxito de Valens, pero eso queda muy lejos de la realidad, según los archivos de los rankings de Billboard. Su adaptación del jarocho clásico de Veracruz, con su vibración especial, fue de hecho el lado B del sencillo, y subió hasta el número 22. El lado A, la oda a Donna, fue su mayor éxito, ya que alcanzó ser el número 2 en la lista de los Hot 100 en la semana del 28 de febrero de 1959.

Las ventas de las dos canciones empezaron a subir sólo después de la muerte del cantante. Antes de eso, habían estado por ahí en la mitad inferior de los rankings por varios meses. Su primer éxito, “Come On Let’s Go,” había alcanzado el número 42 en noviembre de 1958, después de 13 semanas en los rankings. Ese éxito temprano puede haber sido una gran motivación para la naciente estrella del barrio, pero no se puede decir que la industria de la música se alumbraba por él en ese momento.

Así que la verdad es que la versión chicana de “La Bamba” no fue éxito internacional hasta que Los Lobos la volvieron a grabar para la película. Para ese entonces, Valens ya tenía casi 30 años de muerto. El corte de Los Lobos llegó al número 1 en el verano de 1987, a la raíz del éxito de la película, y lo siguieron con una versión de “Come On Let’s Go” de Valens, también de la banda sonora, que llegó al número 21 en el otoño de ese año.

Los Lobos, sin embargo, no tuvieron que esperar el lanzamiento de la película para descubrir a Valens, o, es más, la música jarocha. Antes de que salieron con su fusión de blues/rock chicano, fueron “Sólo Otra Banda del Este de L.A.” (“Just Another Band fron East L.A.”), si tomamos prestado el subtítulo de su disco debut, epónimo, de 1978. Desde el principio, tocaban música jarocha y otros estilos folklóricos mexicanos, especialmente la música norteña con el acordeón.

A través de los años, Los Lobos han sido aclamados por sus discos que atraen a audiencias fuera de la comunidad chicana, mucho más que por sencillos exitosos, que para ellos fueron raros. La Colección Frontera incluye la grabación en casete completa de su disco de 1990 The Neighborhood (El Barrio). Pero su grabación del éxito “La Bamba” no aparece en los archivos.

De todas las canciones en la colección, sin embargo, “La Bamba” es el número 4 en la lista de las 10 canciones más grabadas, según mi libro de 2012 sobre los archivos de Frontera. Encontré casi 90 grabaciones del clásico adaptable, desde las más tradicionales hasta una con un toque tejano-mexicano, y una versión por un trío romántico con armonías cosmopolitas refinadas.

Desafortunadamente, la grabación original de Valens en Del-Fi Records tampoco es incluida aquí. En su lugar, encontramos un 45 rpm sin fecha y áspero en Eric Records, un sello basado en New Jersey que se especializa en las reimpresiones. Exactamente como el lanzamiento original de Del-Fi, esta versión también tiene “Donna” del otro lado. Pero es difícil determinar si éstas son idénticas a las grabaciones originales lanzadas por Del-Fi en 1958. El sello Eric lanzó también los dos lados de Valens en una compilación de música clásica con 27 canciones, con el título Hard To Find Jukebox Classics 1959: Teen Pop Gold. La grabación de “La Bamba” en ese disco de Eric incluye una anotación: “versión de sencillo raro en ESTEREO.” (Por cierto, la compilación también incluye “Chantilly Lace,” en gran éxito por The Big Bopper, el tercer cantante condenado en el accidente de 1959.)

La Colección Frontera incluye una grabación más de interés de Los Lobos, Es un EP de cuatro canciones con canciones de su disco crossover debut, ... And a Time to Dance (…Y un Momento para Bailar), lanzado en 1983 por Warner Bros. en el sello Slash. Lo interesante es que es un raro lanzamiento mexicano de esas canciones, incluso una breve canción en español llamada “Ven y Vámonos.” La traducción entre paréntesis la identifica como el éxito original de Ritchie Valens, “Come On Let’s Go.”

Esa grabación, que salió cinco años antes de la película, es prueba de que Los Lobos ya conocían el legado de Valens. Sabían bien la importancia cultural de ver a un México-americano en los rankings convencionales de pop. Y su éxito, a su vez, les permitió sacar a la luz el éxito fugaz de un muchacho chicano americanizado, quien se murió tan joven, pero quien dejó una inspiración imperecedera para las futuras generaciones.

 

-- Agustín Gurza

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