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Strachwitz Frontera Collection

Canción Destacada: Pasodoble para un Matador Norteamericano
Agustin Gurza | Monday, November 16, 2015 | 0 comments

Al juzgar por sólo el título, se pensaría que “Betty Ford” por Mariachi Continental de Miguel Díaz se trataría de una Primera Dama anterior. La canción es instrumental, así que no hay letras que nos cuenten una historia. El género, sin embargo, nos da una pista sobre su tema. Se encuentra en la lista como un pasodoble, el estilo teátrico pero elegante de las canciones que típicamente se tocan en las corridas de toro, especialmente durante la entrada de los matadores.
 

Afortunadamente, la grabación vieja y chirriante, producida en la década de 1950, empieza con un anunciador que nos dice por quién exactamente fue escrita la canción. Hablando en inglés con un acento fuerte de español y con una fanfarria de trompeta en el fondo, el locutor declara dramáticamente, “Su atención, por favor. Este pasodoble se dedica a la gran muchacha matadora, Bette Ford.”

 

Así es, una matadora que no sólo era norteamericana (excepcional de por sí), pero que también era mujer (no “muchacha”). Su nombre artístico como matadora—¿o sería nombre de plaza?—era Bette Ford, no “Betty,” como aparece en la discográfica por Continental Recordings. El sello discográfico se basaba en Fresno, California, pero la canción se grabó en México.)

 

Esto es aun otro ejemplo de cómo la Colección Frontera es más que simplemente un archivo de música antigua. También provee una ventana a la cultura más amplia, y además muchas veces una oportunidad de aprender algo nuevo. Yo no tenía ninguna idea de que había existido una matadora norteamericana, mucho menos más de una. La difunta Patricia McCormick de St. Louis, Missouri, por ejemplo, también ganó fama en la plaza to toros a principios de la década de 1950, y precedía a Ford por unos años. Ellas están entre unas 21 matadoras, la mayoría de España y América Latina, que se encuentran en esta página de Wikipedia.

 

La matadora Bette Ford, quien aún vive, tiene una historia fascinante, en parte porque estaba al punto de lanzar una carrera como actriz en Hollywood cuando lo abandonó todo para emprender el toreo. Se volvió celebridad internacional que se codeaba con Ernest Hemingway, pero su camino cros-cultural no fue fácil. En una entrevista más tarde en la vida, recordó cómo los fanáticos vitoreaban para que ganara el toro.

 

“De hecho yo era muy joven e insensata y, en retrospectiva, muy afortunada,” le dijo a Guernica Magazine en 2011. “Había mucha gente que esperaba que me muriera. Cuando empecé a salir a luchar, los promotores decían, ‘Si quieres ganar dinero en un pueblo fronterizo, haz que luche Bette Ford.’ Porque los norteamericanos venían en manada para verme morir. Yo estaba en el suelo, el toro venía detrás de mí, y la audiencia gritaba, ‘Mátala, toro, mátala.’ Esperaban que yo fracasara, esta mujer norteamericana, casi niña, que pensaba que podía luchar con los toros.”

 

El nombre verdadero de Ford era Harriet Elizabeth Dingeldein. Nació y creció en McKeesport, Pennsylvania, cerca de Pittsburgh, donde era animadora en la preparatoria. Como mujer joven, se mudó a Nueva York para dedicarse a la actuación y al modelaje. Aparecía en anuncios para marcas importantes y se ganó apodos como la “Jantzen Bathing Suit Girl” (“Muchacha del Traje de Baño Jantzen”), la “Camay (soap) Bride” (Novia (del jabón de) Camay”), y “the Parliament (cigarette) Girl” (“la Muchacha de Parliament (los cigarrillos)”). Además, aparecía regularmente en los programas de variedades en los días tempranos de la televisión, presentados por gente como Jackie Gleason y Jimmy Durante. En Nueva York, se casó con el actor David Ford, y guardó su apellido a pesar de un divorcio y dos matrimonios subsecuentes.

 

Su vida cambió de manera fabulosa y romántica cuando visitó Bogotá, Colombia, durante una asignación de modelaje. Ahí conoció al célebre matador español Luis Miguel Dominguín, quien la invitó a verlo en una corrida de toros. Ese encuentro la inspiró a sacrificar su carrera incipiente como actriz (MGM le había oferto un contrato) y se mudó a la Ciudad de México para empezar su entrenamiento como matadora. Hizo su debut en 1955 en la histórica Plaza México, la plaza de toros más grande del mundo. Los fanáticos del deporte se encantaron inmediatamente, como lo explica un crítico de la Ciudad de México, con la menuda matadora norteamericana que “lucha como un hombre y camina por la calle como una dama elegante.”

 

A Ford primero la atrajo el drama del toreo cuando era niña y leyó la novela por Ernest Hemingway, Muerte por la Tarde. Luego, en el resplandor de su fama como matadora, se encontró en la compañía del legendario autor y su séquito, incluso la actriz Ava Gardner. Según recuenta un periódico, Hemingway dijo sobre Ford una vez, “Es la mujer más inteligente que he conocido y he conocido a una tremenda cantidad.”

 

Como se puede imaginar, su carrera de la pasarela a la sangrienta plaza de toros atrajo mucha atención de los medios en esa época, incluso la aparición de un artículo especial con dos partes en el Village Voice en 1955, el año inaugural del innovador semanario. Un año antes, Ford fue presentada en un documental de Warner Brothers titulado Beauty and the Bull (La Bella y el Toro) sobre el tiempo que pasó en entrenamiento para ser torera.

 

Ford también apareció en el programa concurso de televisión de la década de 1950, What’s My Line? (¿Cuál es mi línea?). Como los que nacieron durante el boom de natalidad recordarán, ése fue el programa en el cual invitados de sorpresa se registraban y un panel tenía que adivinar su ocupación por hacerles preguntas. Un fragmento del episodio en el cual salió Ford, elegante y escultural en un sedoso vestido de fiesta, está disponible en YouTube.

 

A pesar de que mucha información es disponible sobre Ford en el Internet, no hay acuerdo con respecto a su fecha de nacimiento. Su página en Wikipedia dice que nació en 1937, que probablemente es equivocado porque eso querría decir que empezó el toreo con 16 años de edad. De hecho, ya tenía veinte y pico cuando se mudó a México para ser matadora. Por eso, es probable que nació en 1931, como indicado por el Village Voice a la época. 

 

 

La primera entrega del artículo en Village Voice salió en la portada de la edición del 7 de diciembre de 1955. Apareció bajo el titular “Moment of Truth” (“Momento de Verdad”) con una foto de Ford levantada en el aire por un toro particularmente malhumorado. Durante su sesión de pregunta y respuesta con el periodista Gus O’Shaugn, Ford hizo una declaración corta y escandalosa sobre su amor por el toreo que la perseguiría por el resto de la vida:

 

            “¿Le molesta matar?” le pregunta el entrevistador.

 

            “Me encanta matar,” responde Ford.

 

Más de 55 años después, a Ford se le entrevistó otra vez, esta vez para Guernica Magazine, una revista de arte y cultura en línea basada en Nueva York. La entrevista, llevada a cabo en su casa al lado del Lago Toluca en Los Ángeles, salió en 2011, el año antes de que entraría en vigor una prohibición del toreo en Cataluña, la región de España que incluye Barcelona, donde una vez Ford fue corneada por un toro.

 

En la entrevista, Ford lamentaba el fin de la gloriosa tradición del toreo de Barcelona. Sin embargo, no expresó ningún arrepentimiento por haber emprendido un deporte que está cayendo de moda, aun en España. Y cuando le preguntaron, aclaró la cita controvertida de medio siglo antes: quisiera haber dicho, “Soy buena en matar.” Eso tal vez no suene mucho mejor, pero refleja su motivo original por agarrar la espada de matador y competir en un ruedo tradicionalmente masculino.

 

“Me fascinaba la idea de que yo podía tener poder en una tradición de varones—que yo podría apropiar por mí misma algo de ese poder,” explicó. “Para mí, en esa época, el toreo era una interacción muy espiritual con el poder, con el poder y con la muerte. Uno se enfrenta con una fuerza más fuerte que uno y entonces o se gana o se pierde.”

 

A pesar de algunas escapadas por un pelo (“Me han corneado, me he roto la espalda, casi se me arrancó la mano.”), Ford sobrevivió más o menos una década en el toreo antes de volver a la actuación. Sus créditos extensivos en cine y televisión, que se encuentran en IMDb, incluyen muchas apariencias en programas de cadenas importantes, como ER, The Fresh Prince of Bel-Air, y la serie de comedia Cheers. Además, coprotagonizó con Clint Eastwood en Sudden Impact (Impacto fulminante) (1983) y con Steven Seagal en Marked for Death (Marcado para la muerte) (1990). Sus créditos de actuación incluyen apariencias tan recientes como 2011.

 

Aunque sus dos careras difirieron enormemente en varios aspectos, Ford percibía conexiones artísticas entre la actuación y el toreo.

 

 

“La transición [al toreo] fue abrupto, cuando menos,” reflexionó en la entrevista para Guernica. “Tuve que aprender todo desde cero, lo más básico de los fundamentos, cómo evitar que me mataran, primero, y también cómo manejar el miedo de morir. Aun mi español era rudimentario durante esa época. Creo que lo abrupto de la transición, y lo poco que sabía de la técnica, moldearon mi percepción del toreo como forma de arte cuando por fin estuve ahí y en medio de todo.

 

“Me pegué a lo familiar para hacer la transición. A lo que me pegué más que nada fueron los elementos que sobresalen si lo que mejor conoces es el modelaje y la actuación. La estructura de una corrida de toros, de tres actas, por ejemplo…. Claro, además hay el vestuario, pero principalmente la técnica teatral y la idea de estar en el foco, tú y el toro, que hay un elenco que te rodea, y lo más importante, que uno está desarrollando algo durante la primera y la segunda acta, hacia una culminación en la tercera acta. Creo que eso es una de las razones por las que aprendí a matar bien.”

 
 
-Agustín Gurza

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