del UCLA Chicano Studies Research Center,
el Arhoolie Foundation,
y del UCLA Digital Library
Este año se celebró el 50º aniversario de la Moratoria Nacional Chicana, la masiva marcha antiguerra en el Este de Los Ángeles, que tuvo lugar el 29 de agosto de 1970. El hito inspiró importantes retrospectivas entre los medios de comunicación sobre el impacto de esta manifestación galvanizadora, citando las incursiones realizadas por los chicanos en la política, la educación superior, el periodismo y las artes.
La carrera discográfica de Margarita La Chaparrita fue modesta y duró poco tiempo, pero fue notable de todas formas. Después de luchar con una serie de relaciones traumáticas y criar a siete hijos con escasos recursos, la cantante, cuya carrera comenzó más tarde de lo normal, decidió formar su propia banda a la mediana edad, cuando la mayoría de las madres están preparándose para la jubilación.
“Recuerdo que yo siempre la escuchaba cantar en su cocina mientras preparaba la cena y yo sabía que la música era una pasión secreta para ella,” dijo su hija, Diana Benavides-Arredondo. “En cuanto había terminado de criar a todos sus hijos, fue a por ello. Cuando tenía cuarenta y muchos y sufría del síndrome del nido vacío, formó una pequeña banda mexicana y nació Margarita La Chaparrita y su Conjunto.”
Hasta su reciente muerte, la cantante Rita Vidaurri (1924–2019) restaba como la última estrella que sobrevivía de lo que se considera una Época Dorada para las vocalistas de San Antonio, durante las décadas de 1930 y 1940. Como sus contemporáneos Eva Garza (1917-1966), Rosita Fernandez (1919-2006), y Lydia Mendoza (1916-2007), Vidaurri se aprovechó de la vibrante escena de música mexicoamericana en la ciudad de Alamo para lanzar una carrera internacional, compartiendo el escenario mundial con superestrellas como Nat “King” Cole, Pedro Infante y Celia Cruz.
Los Donneños, un dueto formado a los fines de la década de 1940 en el Valle del Río Grande del Sur de Texas, fueron pioneros en la evolución de la música norteña durante la década de 1950. Llegaron a ser uno de los primeros grupos Tex Mex que encontraron el éxito por los dos lados de la frontera.
El histórico dueto fue formado por dos músicos, Ramiro Cavazos en guitarra y Mario Montes en acordeón. Los dos vinieron del estado fronterizo mexicano de Nuevo León, pero solo se conocieron después de mudarse al lado estadounidense del Río Grande.
México a mediados del siglo era la sede del entretenimiento latinoamericano, un líder en la música y la producción cinemática para todo el continente. Pero penetrar esa institución no era fácil, especialmente para un forastero.
“Escucha, México en la época era un búnker extremo del nacionalismo,” dijo el director artístico de Odeon Chile, Rubén Nouzeilles, en una entrevista en un sitio web de la música chilena. “Nadie podía ir allá a cantar boleros porque eso era el patrimonio de los mexicanos, igual como nadie se atrevería a ponerse un sombrero charro e ir a competirse (con una estrella de mariachi). Lucho Gatica, aparte de ser un gran artista, era también un conquistador.”
Y la conquista fue veloz. El cantante se incorporó rápidamente a la nobleza del bolero en México. Pronto producía éxito tras éxito, presentando su propio programa de televisión y haciendo una serie de películas con las estrellas más importantes de México.
Por la mayor parte del siglo XX, el mundo del pop latino fue dominado por una puñalada de países—México, Cuba, Argentina, y claro, España. Pero durante la década de 1950, una excepción a esa regla se convirtió en un éxito. Su nombre era Lucho Gatica, y era de Chile.
Gatica salió de un pueblito del centro de Chile y llegó a ser uno de los vocalistas latinoamericanos más populares de todos los tiempos. En una carrera que abarcó 70 años, vendió millones de discos en todo el mundo, llenaba teatros y estadios desde Madrid hasta Manila, protagonizó películas, y llegó a ser una celebridad en Hollywood, donde sus amigos incluían Frank Sinatra y Ava Gardner.
El panteón de pioneros en la música de conjunto incluye artistas cuyos nombres son conocidos entre los aficionados y estudiantes del género. Entre los nombres más reconocidos son Santiago Jiménez y especialmente Narciso Martínez, aclamado como el padre del estilo del conjunto. Aunque no tan conocido como sus contemporáneos célebres, el acordeonista Pedro Ayala merece reconocimiento por sus contribuciones al temprano desarrollo de este estilo comunitario durante las décadas de 1930 y 1940.
En 1939, mientras la Gran Depresión perdía su potencia y surgía una nueva guerra mundial, Lalo Guerrero seguía como músico en aprietos que buscaba destacarse. Era recién casado y miserable, con un hijo en camino y dificultades en encontrar trabajo, lo que mantenía a la familia siempre en movimiento de bolo a bolo.
En su autobiografía, Lalo: My Life and Music (Lalo: Mi Vida y Música), Guerrero llamó este período “nuestros años gitanos.” Sin embargo, la década de los 1940, con la música swing, también traería fama y algo de estabilidad al joven artista.
Lalo Guerrero, el hijo de inmigrantes de un barrio pobre de Tucson, Arizona, fue un músico pionero cuyas canciones bilingües y personaje bicultural le ganaron el título honorario de “El Padre de la Música Chicana.”
En una carrera que abarcó siete décadas, el versátil compositor y artista compuso centenas de canciones en una gama de estilos impresionante, desde los boleros románticos hasta los corridos folclóricos, desde las parodias chistosas hasta las canciones de protesta apasionadas, desde los mambos hasta el swing, rock y chachachá. Tuvo varias canciones que fueron éxitos internacionales, apareció en películas junto a estrellas importantes de Hollywood, operó una discoteca histórica en East LA, y a la larga, obtuvo los honores culturales más altos que se otorgan a los artistas.
Los Alegres de Terán, a vocal duet founded by a pair of humble migrant workers from northern Mexico, stands as one of the most influential, long-lived and commercially successful regional music acts from the last half of the 20th century. The duo of Tomás Ortiz and Eugenio Ábrego are today remembered as the fathers of modern norteño music, the accordion-based country style that traversed borders as fluidly as its immigrant fans.
Lydia Mendoza (1916-2007) fue una de las artistas femeninas más duraderas y distinguidas que salieron de las comunidades inmigrantes Mexicoamericanas del Suroeste de los Estados Unidos. Apodada “La Alondra de la Frontera” y “La Cancionera de los Pobres,” la cantante-guitarrista disfrutó una carrera que abarcó más de medio siglo, con centenas de grabaciones y miles de apariencias personales.
Hay solo un puñado de músicos cuyas carreras han abarcado medio siglo en la evolución del sonido grabado, desde los discos 78-rpm hasta la transmisión digital y las descargas. Uno de ellos es Tito Puente, el versátil director musical, percusionista, compositor, arreglista y vibrafonista. Nacido en Nueva York de padres puertorriqueños que eran obreros, Puente se entrenó como director musical durante la emocionante época de mambo en los 1950 y seguía realizando giras y grabando cincuenta años más tarde, todavía una estrella en el nuevo milenio.
Los Tremendos Gavilanes, el dúo de Salomón Prado y Juan Torres, fue fundado en 1962 a los albores de la época moderna de la música norteña. En las décadas de 1960 y 1970, lograron una popularidad enorme por los dos lados de la frontera y muchos los imitaban, incluso unos que aun usurparon su nombre para tratar de sacar provecho de su éxito. Pero ninguno pudo duplicar la magia de estos dos músicos únicamente compatibles y sus armonías vocales llamativas.
Fred Zimmerle (1931-1998) nació en San Antonio de ascendencia alemana y mexicana, una herencia que encarnaba la fusión cultural de la zona fronteriza del Sur de Tejas. Llegó a ser uno de los artistas más populares e importantes en la escena altamente competetiva del conjunto en San Antonio en la época posguerra, querido por los aficionados y respetados por sus pares como figura histórica.
Santiago Almeida fue un intérprete de bajo sexto excepcional que se ganó un lugar histórico en el panteón de la música México-americana como la pareja pionera del famoso acordeonista Narciso Martínez. Juntos, el dúo transformaría el estilo de lo que hoy conocemos como la música de conjunto, con el acordeón la guitarra de 12 cuerdas como su núcleo instrumental.
Los Cadetes de Linares eran un dúo norteño popular que consistía, en su apogeo, en Homero Guerrero y Lupe Tijerina, los dos de los cuales eran del pueblo de Linares, Nuevo León, al sureste de Monterrey, México. Eran particularmente bien conocidos por sus corridos populares, empezando con su primer sencillo, “Los Dos Amigos,” escrito por Tijerina. Su carrera como dúo duró unos breves ochos años, hasta la muerte prematura de Guerrero. De todas formas, dejaron un legado duradero a través de muchas grabaciones como también apariencias en películas que llevaban los títulos de sus baladas mejor conocidas de bravuconería y tragedia de bandido, incluso “Las Tres Tumbas,” “Cazador de Asesinos” y “Pistoleros Famosos.”
Durante la Gran Depresión de los 1930, Los Madrugadores llegaron a ser el grupo más popular en la música México-americana en los EEUU. En conjunto popular fue comenzado por Pedro J. González, una personalidad controvertido y carismático que es considerado el fundador de la radio en español en Los Ángeles a fines de los 1920. Su nombre—que, claro, viene de la palabra “madrugada”—se refiere tanto a la banda como a su audiencia obrera, esos “madrugadores” que los escuchaban en vivo en la radio entre las 4 y las 6 de la mañana mientras se alistaban para el trabajo. Para un grupo que era marginado, desdeñado y perseguido durante la Depresión, el nombre también expresaba cierto sentido de orgullo porque lleva la connotación de ser “buenos trabajadores” y “triunfadores.”
Memo Salamanca fue un compositor, arreglista y director de banda importante que jugó un papel prominente en la popularidad de la música bailable afrocubana que se extendió por todo México en los 1950. Salamanca se asociaba con los artistas cubanos más importantes del día quienes se habían mudado a la capital mexicana para aprovecharse del hecho de que el mambo se encontraba muy de moda, incluso el director de banda Pérez Prado y el venerado cantante cubano Beny Moré.
Flor Silvestre es una cantante, actriz y caballista cuya carrera en escena, en pantalla y en la televisión abarca más de siete décadas. Entre las audiencias internacionales, es más conocida como parte de la dinastía que representaba rodeos dirigida por su marido, el cantante y actor Antonio Aguilar.
Las Hermanas Padilla, a veces promocionadas como las Andrew Sisters of Mexican Music (Hermanas Andrew de la Música Mexicana) debido a sus harmonías perfectas, formaron uno de los duetos vocales mexicanos más populares y prolíficos de los 1930 y ’40. Basadas en Los Ángeles, las Hermanas Padilla, Margarita y María, establecieron los estándares para su estilo de cantar boleros y rancheras, llegando a ser entre los primeros artistas que tuvieron éxito internacional al emerger de la escena de música México-americana en el sur de California.
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