del UCLA Chicano Studies Research Center,
el Arhoolie Foundation,
y del UCLA Digital Library
Memo Salamanca fue un compositor, arreglista y director de banda importante que jugó un papel prominente en la popularidad de la música bailable afrocubana que se extendió por todo México en los 1950. Salamanca se asociaba con los artistas cubanos más importantes del día quienes se habían mudado a la capital mexicana para aprovecharse del hecho de que el mambo se encontraba muy de moda, incluso el director de banda Pérez Prado y el venerado cantante cubano Beny Moré.
Después de que disminuyó la moda pasajera del baile, Salamanca volvió a su tierra natal de Veracruz, donde exploraba y promovía otros géneros musicales con fuertes raíces afrocaribeñas, incluso el son jarocho y el danzón. Cuando era mayor, el gobernador estatal lo nombró director de la Casa Museo Agustín Lara, que llevaba el nombre del famoso compositor que había sido su buen amigo y colaborador. Salamanca fue activo como director de banda e intérprete hasta el momento de su muerte el 2 de agosto de 2008, sólo ocho días antes de que habría cumplido sus 84 años.
Aunque no aspiraba tener carrera en la música cuando era joven, hoy se lo recuerda como un músico importante que ayudó a poner un grabado único en lo que los mexicanos llaman la música afroantillana.
“Memo Salamanca representa, como lo hacen pocos otros, una de las épocas más importantes en el son cubano en México,” escribe su biógrafo, Rafael Figueroa Hernández, en el sitio web Danzon.com. “Fue una época en la cual el son, de muchas maneras, ganó un certificado de naturalización en nuestro país, gracias a la obra de muchos músicos mexicanos que se responsabilizaron por aprender y recrear las estructuras musicales creadas en Cuba. Memo Salamanca, en su papel como arreglista y director de banda, contribuyó bastante a ese logro.”
Guillermo Salamanca Herrera nació el 12 de agosto de 1924 en la ciudad de Tlacotalpan, Veracruz, un centro histórico para el alegre estilo de música y baile afro-mexicano conocido como el jarocho. Creció en una familia musical en la cual sus padres, Guillermo Salamanca Ramos y Carmela Herrera Rodríguez, cantaban y tocaban varios instrumentos.
Al principio, Salamanca fue un estudiante de música reluctante, expresando el deseo de ser contador o taquígrafo. Sin embargo, animado por su padre, continuó sus estudios musicales y eventualmente tuvo su estreno profesional con 14 años de edad, tocando el piano en un grupo dirigido por su tío, Manuel Herrera Rodríguez. Cuando Salamanca tenía 18 años, se mudó a Veracruz, la capital del estado, con la esperanza de encontrar trabajo como taquígrafo, pero encontrando en su lugar su gran oportunidad en la música.
En ese momento, con la Segunda Guerra Mundial propagándose al extranjero, las oportunidades laborales eran limitadas porque el comercio marítimo, el alma de la ciudad porteña, se había colapsado. Desesperado por ganar dinero, Salamanca aceptó una oferta de tocar el piano para la estación de radio local, XEHV, donde ganaba un peso por cada programa de 15 minutos. Esa publicidad lo llevó a un bolo mejor en otra estación, XEU, con mejor pago y con un perfil más alto, pero también con mucha más presión. Llamado a acompañar a vocalistas bien conocidos del día, la habilidad de Salamanca en el piano no satisfacía las expectativas, y los cantantes se quejaban. El dueño de la estación, sin embargo, tenía fe en las habilidades de su pianista, así que, en vez de despedir a Salamanca, pagó para que tomara lecciones avanzadas con Sofía de la Hoz, una distinguida maestra de piano.
Pronto, Salamanca se había juntado a la mejor banda de la música tropical en Veracruz, llamada Copacabana. En 1945, se mudó a la Ciudad de México, donde empezaría su larga y fructífera asociación con los artistas cubanos que prosperaban en el renacimiento posguerra de la capital. Se juntó a una banda llamada Conjunto Habana de Heriberto Pino, con la que tocó hasta el fin de la década.
Durante ese tiempo, Salamanca interpretó en dos películas al lado del cantautor Agustín Lara, quien para ese entonces ya era un ícono en el mundo de la música. Las películas, las dos lanzadas en 1947, fueron La Diosa Arrodillada, protagonizada por María Félix, y Pecadora, protagonizada por Ramón Armengod.
Dos años más tarde, porque se lo instaban el gran Beny Moré y otros, Salamanca se juntó a la orquesta de Arturo Núñez, que marcó el comienzo del periodo pico de su carrera en los 1950. Apropiadamente, la primera canción que escribió para la orquesta fue “Danzón 1950,” para proclamar el nuevo año. Durante la próxima década, Salamanca floreció como arreglista y compositor, escribiendo partituras para las mejores orquestas, incluso Luis Alcaraz y Pablo Beltrán Ruiz. Además, sirvió como arreglista y director musical en grabaciones por cantantes famosos como Blanca Rosa Gil y Orlando Guerra “Cascarita” de Cuba, como también Toña la Negra de México y Felipe Pirela de Venezuela, entre muchos otros más.
Con la novedad del baile cubano en su apogeo, Salamanca dominó los varios estilos que venían de la isla, llegando a ser uno de los primeros directores de banda mexicanos que grabaron un chachachá. Además, se ganó el apodo de “Príncipe del Mambo,” que lo hizo segundo a Pérez Prado, quien reinaba como el rey del mambo. Sus composiciones competían con las de Prada en su popularidad, incluso “Mambo en Trompeta,” “Mambo a la Núñez” e “Isabel.” El extravagante director de banda cubano aun grabó unas de las composiciones de Salamanca, más notablemente “Mambo Eté,” con Beny Moré en las voces. Algunas biografías erróneamente atribuyen la composición del gran éxito de Pérez Prado “Mambo No. 5” a Salamanca, pero los mambos compuestos por el compositor mexicano fueron los números 6 y 7.
Los servicios de Salamanca fueron muy pedidos entre los sellos más importantes de México. Salamanca ayudó a lanzar la serie tropical de Musart por producir un disco con el cantante cubano Aurelio Estrada, apodado “Yeyo.” Y en RCA Victor, el famoso director artístico Mariano Rivera Conde colocó a Salamanca en la prestigiosa lista del sello, por lo cual se convirtió en el director de banda más joven, con 26 años de edad, que había lanzado un disco con su propia orquesta, en el cual salía la vocalista Kiko Mendive.
Aun los sellos latinos basados en los EEUU reclutaban a Salamanca como productor. En 1967, mientras el nuevo boom de salsa se enraizaba en Nueva York, el bien conocido productor-arreglista neoyorquino Pancho Cristal nombró a Salamanca para trabajar con la reina de la salsa Celia Cruz. Eso llevó a una colaboración especialmente fructífera, produciendo cinco discos de Celia Cruz para Tico Records, que en ese momento era el sello de música latina más importante en Manhattan. El corte titular de uno de esos discos, “Serenata Guajira” (Tico LP-1180) es una de las composiciones más famosas de Salamanca.
La Colección Frontera contiene un total de 18 grabaciones por Salamanca como director de banda, 12 de las cuales fueron escritas por él. La mitad de esos cortes están en el sello RCA Victor, con dos en Musart y cuatro en Peerless.
Salamanca pasó a trabajar con otros músicos mexicanos, y componiendo, grabando e yendo de gira con Luis Demetrio, Armando Manzanero y Sergio Esquivel, todos cantautores del Yucatán y estrellas por sus propios méritos.
Eventualmente, la carrera de Salamanca se tranquilizó de nuevo, y volvió a Veracruz en 1975, y empezó desde cero. Se hizo pianista en un programa popular de la televisión local llamado El Rincón Bohemio, que por cinco años servía como exhibidor cultural de la escena musical caribeña de la ciudad.
“Los últimos años de su vida fueron llenos de una creatividad madura y actividad constante,” según En Caribe, promocionado como una enciclopedia en línea de la historia y cultura caribeña. “Como director de la Casa Museo Agustín Lara, se puso a dedicarse al enriquecimiento la vida musical local con una serie de presentaciones en las que les acompañaba, con su estilo único, a prácticamente todos los cantantes de la rica escena porteña.”
Asombrosamente para esta etapa, Salamanca seguía comenzando nuevas bandas, particularmente La Charanga del Puerto, Combo de Memo y La Orquesta de Música Popular. La último se estrenó bajo la dirección de Salamanca en abril de 2004, el año en que él cumplió sus 80 años de edad.
La última grabación de Salamanca fue tal vez su más ambiciosa. En “Sonoros de la Cuenca,” crea una mezcla de los dos géneros que dominaron su carrera, el son cubano y el son jarocho. Denominó la fusión “son con son,” demostrando que el piano era perfectamente compatible con la música popular de su estado natal, que solía tocarse con harpa y guitarras.
Salamanca se murió el 2 de agosto de 2008, y sus cenizas fueron dispersas en las aguas del Río Papaloapan, el río mítico de las mariposas que atraviesa su pueblo natal de Tlacotalpan. Sólo ocho meses antes, Salamanca fue galardonado el premio artístico más importante de la ciudad, la Medalla al Mérito Artístico, durante un evento en el cual interpretó su “son con son.” El periódico La Jornada, en su obituario para él, describió el espectáculo como “una experiencia inolvidable,” y notó que el premiado, a quien le quedaban unos pocos meses de vida, “parecía jovial, rodeado de amigos y familia.”
Aunque habían pasado ya décadas desde su apogeo como artista de grabación con sellos importantes, Salamanca fue compositor hasta el fin. Componía, decía, por su salud.
“Aún sigo componiendo, aunque ya no grabo,” le dijo a La Jornada apenas antes de su muerte. “Si no hay motivación, hay que buscarla. Todo puede ser motivo de la inspiración: una flor, la mirada de una mujer, las palabras de un amigo, la sonrisa de un niño.”
--Agustín Gurza
2 Comments
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Great piece!
de John Radanovich (not verified), 10/07/2021 - 16:29Excellent research and writing about a truly important figure in world music.
Magnífico Artículo
de arturo castillo (not verified), 01/13/2021 - 18:51Magnífico artículo. Se sabe poco de Memo Salamanca.