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Strachwitz Frontera Collection

Biografía de Artista: Santiago Almeida
Agustin Gurza | Tuesday, January 10, 2017 | 0 comments

Santiago Almeida fue un intérprete de bajo sexto excepcional que se ganó un lugar histórico en el panteón de la música México-americana como la pareja pionera del famoso acordeonista Narciso Martínez. Juntos, el dúo transformaría el estilo de lo que hoy conocemos como la música de conjunto, con el acordeón la guitarra de 12 cuerdas como su núcleo instrumental.

Almeida nació el 25 de julio de 1911 en Skidmore, Texas, un pueblo de 1,000 residentes en esa época, ubicado entre San Antonio y Corpus Christie. Su familia era compuesta de trabajadores agrícolas que tocaban música en su tiempo libre. Para cuando era adolescente, Almeida ya había aprendido a tocar el bajo sexto, una guitarra de 12 cuerdas construida con cuerdas de latón en seis hileras dobles. Con 14 años, tocaba al lado de siete hermanos en la orquesta viajante de la familia Almeida, que interpretaba en bailes en pueblos por todo el Valle del Bajo Río Grande.

La Orquesta Almeida fue una de las llamadas “orquestas típicas” que eran populares en esa época, que consistía en clarinete, flauta, bajo sexto y contrabajo. Ya que proveían el entretenimiento en una gran variedad de funciones sociales, los miembros de la orquesta “tenían que conocer casi todo tipo de bailable que era popular en la época,” escribe Chris Strachwitz en las anotaciones agregadas al disco Narciso Martínez: Father of Texas-Mexican Conjunto (Padre del Conjunto Tejano-mexicano), una compilación lanzada por Arhoolie Records. “Las sintonías en esa época no eran tan sencillas como lo son hoy; tenían cambios de acorde más complejos y modulaciones que sólo un músico bien entrenado en el repertorio podía dominar.”

Era a mediados de los 1930 que Almeida se juntó con Martínez, y el dúo desarrolló un estilo de tocar juntos único que ayudó a moldear el sonido de la música de conjunto e influyó a generaciones de futuros músicos. Martínez llegó a conocerse por su estilo distintivo en el acordeón, que enfatizaba la melodía de la mano derecha, en detrimento del lado bajo del acordeón. Pero para que funcionara su nuevo estilo, Martínez tuvo que confiar en que Almeida atendería lo que faltaba con tocar su bajo y las harmonías en su bajo sexto. Esta técnica innovadora le dio al dúo su sonido característico—uno que les ganó la reputación de ser los fundadores del conjunto tejano-mexicano moderno.

Por cierto, Almeida era mucho más que un acompañante secundario a Martínez, aunque el acordeonista ganó más fama y disfrutó una carrera más larga luego, como solista. Los aficionados y los que estudian este género reconocían también a Almeida por sus contribuciones musicales.

“Almeida tocaba el acompañamiento para el innovador acordeón de Martínez, pero él también era innovador,” explica una biografía publicada por el National Endowment for the Arts cuando nominó a Almeida como National Heritage Fellow en 1993. “Tocaba en toda nota musical sin capo, usando una técnica parecida a lo que hoy se conoce como cross-picking. Usaba un ‘arpegio grave’ de tres notas, alternando cada nota grave con una sola nota ronca más alta, todo con una velocidad relativamente alta. Esta técnica es particularmente efectiva en acompañar a valses y huapangos, pero también se puede aplicar a la interpretación de otros estilos de música.”

En 1936, un año después de que Almeida y Martínez empezaron a trabajar juntos, un comerciante local llamado Enrique Valentín los escuchó tocar y los persuadió a ir a San Antonio para conocer a Eli Oberstein, el director de grabación para el sello Bluebird, un subsidiario de RCA Victor. El 21 de octubre de ese año, la pareja grabó su primer sencillo para el sello Bluebird: una polca llamada “La Chicharronera” y un chotis, “El Troconal.” Los expertos consideran éstas las primeras grabaciones de la música moderna de conjunto. El lado A, “La Chicharronera,” fue un éxito instantáneo y sigue siendo un estándar del género.

Durante esa sesión de maratón, grabaron un total de 20 canciones en el hotel Bluebonnet en San Antonio, donde los sellos armaban estudios de grabación móviles. Según una fuente, se les pagó $150 a los dos músicos por su obra, de lo cual Almeida recibió un tercio. El dúo pasaría a hacer más de 60 discos para Bluebird entre 1935 y 1938, incluso redovas, polcas, huapangos, chotis y mazurcas. Pronto la pareja “llegó a ser el grupo de conjunto más imitado y más buscado en el Sur de Tejas,” según el NEA.

Almeida y Martínez continuaron a interpretar juntos hasta la década de 1940. Fueron de gira por muchas partes y fueron en demanda como músicos de estudio para acompañar a cantantes populares de la época. Además, el dúo continuó a grabar para sellos independientes, principalmente Disco de Oro e Ideal Records, donde se convirtieron en “los instrumentalistas de casa,” como fueron descritos en el sitio web para American Sabor, una exhibición del Smithsonian. “Durante el tiempo que estuvieron allí, grabaron centenas de canciones con muchos músicos y vocalistas que también estaban involucrados en el desarrollo de la música de conjunto y de la música tejana.”

Almeida se quedó con Martínez hasta 1950, cuando la demanda por la música de conjunto empezaba a disminuir. Primero, el guitarrista se mudó a Indiana, pero eventualmente terminó en el estado de Washington, donde él y su familia se ganaban la vida con recoger manzanas. Se estableció en Sunnyside en el Valle Yakima, un meollo para migrantes México-americanos en el Noroeste. Empezó a enseñar la música y a guiar a jóvenes guitarristas interesados en su estilo distintivo. Siguió tocado su bajo sexto para los eventos familiares y para bailes en la iglesia local Assembly of God, de la cual era miembro.

Durante su jubilación, Almeida cayó en un olvido tan profundo que sus aficionados y amigos en Tejas pensaban que se había muerto. Sin embargo, revivió su reputación en 1987, cuando fue incluido en el Salón de Fama de Conjunto de San Antonio. Seis años más tarde, su estado natal lo honró con el premio de Governor’s Arts and Heritage Award, que reconoce a los artistas por sus contribuciones a la vitalidad creativa de Washington. En ese mismo año, llegó a ser el primer residente de Washington nombrado NEA National Heritage Fellow, por lo cual ganó un premio de $10,000 del NEA.

Almeida se murió el 8 de julio de 1999, justo antes de cumplir los 88 años de edad.

 

          -- Agustín Gurza

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