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Biografía de Artista: Fred Zimmerle y Su Trío San Antonio

Fred Zimmerle (1931-1998) nació en San Antonio de ascendencia alemana y mexicana, una herencia que encarnaba la fusión cultural de la zona fronteriza del Sur de Tejas. Llegó a ser uno de los artistas más populares e importantes en la escena altamente competetiva del conjunto en San Antonio en la época posguerra, querido por los aficionados y respetados por sus pares como figura histórica.

Su abuelo, Fritze Zimmerle, fue un inmigrante alemán que engendró un clan entero de músicos, incluso el padre de Fred, Willie, quien tocaba el acordeón mientras su madre lo acompañaba con la guitarra. Inmerso en ese ambiente musical, Fred aprendió a tocar la guitarra, la armónica y el acordeón antes de cumplir once años de edad, y consiguió su primer bolo pagado cinco años más tarde, por el cual tocaba la guitarra con su tío Jimmie para una boda.

La lista de parientes que también eran músicos incluía a sus hermanos, Henry (guitarra) y Santiago (bajo sexto), dos tíos más, Félix (violín) y Cecilio (guitarra), y su hermana Caroline, quien era cantante. El hijo de Fred, Larry Zimmerle, acompañó a su padre en varias grabaciones y luego tocó con Los Pavos Reales, un conjunto popular del Sur de Tejas. Su sobrino, Nick Villareal (nacido Nicolás Zimmerle Villareal II), ganó fama como acordeonista y compositor de canciones. Y su hermano mencionado antes, Henry Zimmerle Sr., también llegó a ser una figura destacada en la escena de los conjuntos en San Antonio, junto con su hijo, Henry Jr.

Fred Zimmerle todavía estaba en la secundaria cuando lideró su primera banda, un combo de armónicas. Pronto después del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando todavía estaba al principio de su adolescencia, fundó el Trío San Antonio original, un grupo que dirigió por medio siglo hasta su muerte en 1998. Más o menos al mismo tiempo, por 1946, el joven músico y su conjunto incipiente grabaron sus primeras canciones para RCA. Luego pasó a grabar más de 250 canciones durante su carrera, muchas de las cuales eran sus propias composiciones.

Zimmerle tenía resonancia desde el principio. Rompió con la tradición del conjunto, que típicamente requería un grupo de al menos cuatro músicos, al escoger el formato del trío. Zimmerle admiraba a los grandes acordeonistas tejanos que lo había precedido, como Narciso Martínez y Santiago Jiménez, pero para fines de los 1940, él había desarrollado su propio estilo único en el acordeón. En las voces, incorporaba las armonías distintivas de duetos populares en el norte de México, así acuñando en “Sonido Norteño” dentro del género de conjunto en San Antonio.

Con el Trío San Antonio, Fred Zimmerle cantaba y tocaba el acordeón. Sus compañeros vocales incluían a sus hermanos Henry, también compositor de canciones, y Santiago, quien tocaba el bajo sexto. El grupo también incluía a Juan Vesca, quien era conocido como “El Rey del Tololoche” y tocaba el bajo vertical, o contrabajo, que fue el pilar de los conjuntos de posguerra hasta el fin de los 1950.

“Fred Zimmerle … ha sido uno de mis acordeonistas preferidos, y su canto en los duetos con el veterano trovador Berlanga me da escalofríos,” escribió el fundador de la Colección Frontera Chris Strachwitz en las anotaciones que acompañan una compilación. Menciona una canción en particular como un excelente ejemplo de la colaboración entre Zimmerle y Berlanga con el incipiente Trío San Antonio: “Un Recuerdo Quedó,” grabado en 1945 como un 78 en el sello ideal. “Esta elección tiene uno de los estilos de cantar country más puros en la música México-americana,” añade Strachwitz. (Aparte de hacer las voces en esta canción, Zimmerle toca el acordeón y Berlanga toca el bajo sexto.)

Como muchos otros artistas en este género de clase obrera, Zimmerle trabajaba de día para apoyar su carrera en la música. Hasta su jubilación, trabajaba de día en el Kelly Airforce Base en San Antonio. En sus últimos años, enseñaba clases de acordeón en el Guadalupe Cultural Arts Center en San Antonio.

“A menudo los músicos menores iban de peregrinación a la puerta de Zimmerle para conocerlo,” escribe el biógrafo de Allmusic.com Eugene Chadbourne. “El grupo punk rock alemán FSK hizo tal visita, y mencionó luego en un diario de gira que se sorprendieron de que [Zimmerle] no sabía ni una palabra de Deutch, la lengua materna. Parece que no se habían dado cuenta de que aunque el abuelo de Zimmerle fue alemán, él era 100 por ciento tejano-mexicano.”

La Colección Frontera contiene docenas de grabaciones tanto por el Trio San Antonio como por Fred Zimmerle como solista. Muchas de estas grabaciones han sido lanzadas a través de los años por Arhoolie Records como compilaciones, incluso el LP epónimo (Arhoolie 3004) con la polca pegadiza “Viva el West Side,” en la cual se destaca la maestría del grupo. (Luego se volvió a publicar el disco en CD (Arhoolie 9052) con canciones tradicionales.) Gracias a las anotaciones de Strachwitz, estos discos sirven como la fuente principal de información sobre la vida y carrera de Zimmerle. A pesar de su prestigio en el género, cualquier información escrita que exista sobre el artista no se encuentra fácilmente en internet.

En 1978, Zimmerle fue el sujeto de una historia oral conducido por el periodista Allan Turner, quien se especializó en la cultura popular de Tejas y del Sur. Las grabaciones de Turner de sus entrevistas con Zimmerle, junto con grabaciones musicales, son conservadas en la Colección Allan Turner, que es parte del Dolph Briscoe Center for American History at the University of Texas, Austin.  

El Trío San Antonio siguió relativamente activo hasta la muerte de Zimmerle de un infarto el 5 de marzo de 1998.

 

– Agustín Gurza

 

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Biografía de Artista: Santiago Almeida

Santiago Almeida fue un intérprete de bajo sexto excepcional que se ganó un lugar histórico en el panteón de la música México-americana como la pareja pionera del famoso acordeonista Narciso Martínez. Juntos, el dúo transformaría el estilo de lo que hoy conocemos como la música de conjunto, con el acordeón la guitarra de 12 cuerdas como su núcleo instrumental.

Almeida nació el 25 de julio de 1911 en Skidmore, Texas, un pueblo de 1,000 residentes en esa época, ubicado entre San Antonio y Corpus Christie. Su familia era compuesta de trabajadores agrícolas que tocaban música en su tiempo libre. Para cuando era adolescente, Almeida ya había aprendido a tocar el bajo sexto, una guitarra de 12 cuerdas construida con cuerdas de latón en seis hileras dobles. Con 14 años, tocaba al lado de siete hermanos en la orquesta viajante de la familia Almeida, que interpretaba en bailes en pueblos por todo el Valle del Bajo Río Grande.

La Orquesta Almeida fue una de las llamadas “orquestas típicas” que eran populares en esa época, que consistía en clarinete, flauta, bajo sexto y contrabajo. Ya que proveían el entretenimiento en una gran variedad de funciones sociales, los miembros de la orquesta “tenían que conocer casi todo tipo de bailable que era popular en la época,” escribe Chris Strachwitz en las anotaciones agregadas al disco Narciso Martínez: Father of Texas-Mexican Conjunto (Padre del Conjunto Tejano-mexicano), una compilación lanzada por Arhoolie Records. “Las sintonías en esa época no eran tan sencillas como lo son hoy; tenían cambios de acorde más complejos y modulaciones que sólo un músico bien entrenado en el repertorio podía dominar.”

Era a mediados de los 1930 que Almeida se juntó con Martínez, y el dúo desarrolló un estilo de tocar juntos único que ayudó a moldear el sonido de la música de conjunto e influyó a generaciones de futuros músicos. Martínez llegó a conocerse por su estilo distintivo en el acordeón, que enfatizaba la melodía de la mano derecha, en detrimento del lado bajo del acordeón. Pero para que funcionara su nuevo estilo, Martínez tuvo que confiar en que Almeida atendería lo que faltaba con tocar su bajo y las harmonías en su bajo sexto. Esta técnica innovadora le dio al dúo su sonido característico—uno que les ganó la reputación de ser los fundadores del conjunto tejano-mexicano moderno.

Por cierto, Almeida era mucho más que un acompañante secundario a Martínez, aunque el acordeonista ganó más fama y disfrutó una carrera más larga luego, como solista. Los aficionados y los que estudian este género reconocían también a Almeida por sus contribuciones musicales.

“Almeida tocaba el acompañamiento para el innovador acordeón de Martínez, pero él también era innovador,” explica una biografía publicada por el National Endowment for the Arts cuando nominó a Almeida como National Heritage Fellow en 1993. “Tocaba en toda nota musical sin capo, usando una técnica parecida a lo que hoy se conoce como cross-picking. Usaba un ‘arpegio grave’ de tres notas, alternando cada nota grave con una sola nota ronca más alta, todo con una velocidad relativamente alta. Esta técnica es particularmente efectiva en acompañar a valses y huapangos, pero también se puede aplicar a la interpretación de otros estilos de música.”

En 1936, un año después de que Almeida y Martínez empezaron a trabajar juntos, un comerciante local llamado Enrique Valentín los escuchó tocar y los persuadió a ir a San Antonio para conocer a Eli Oberstein, el director de grabación para el sello Bluebird, un subsidiario de RCA Victor. El 21 de octubre de ese año, la pareja grabó su primer sencillo para el sello Bluebird: una polca llamada “La Chicharronera” y un chotis, “El Troconal.” Los expertos consideran éstas las primeras grabaciones de la música moderna de conjunto. El lado A, “La Chicharronera,” fue un éxito instantáneo y sigue siendo un estándar del género.

Durante esa sesión de maratón, grabaron un total de 20 canciones en el hotel Bluebonnet en San Antonio, donde los sellos armaban estudios de grabación móviles. Según una fuente, se les pagó $150 a los dos músicos por su obra, de lo cual Almeida recibió un tercio. El dúo pasaría a hacer más de 60 discos para Bluebird entre 1935 y 1938, incluso redovas, polcas, huapangos, chotis y mazurcas. Pronto la pareja “llegó a ser el grupo de conjunto más imitado y más buscado en el Sur de Tejas,” según el NEA.

Almeida y Martínez continuaron a interpretar juntos hasta la década de 1940. Fueron de gira por muchas partes y fueron en demanda como músicos de estudio para acompañar a cantantes populares de la época. Además, el dúo continuó a grabar para sellos independientes, principalmente Disco de Oro e Ideal Records, donde se convirtieron en “los instrumentalistas de casa,” como fueron descritos en el sitio web para American Sabor, una exhibición del Smithsonian. “Durante el tiempo que estuvieron allí, grabaron centenas de canciones con muchos músicos y vocalistas que también estaban involucrados en el desarrollo de la música de conjunto y de la música tejana.”

Almeida se quedó con Martínez hasta 1950, cuando la demanda por la música de conjunto empezaba a disminuir. Primero, el guitarrista se mudó a Indiana, pero eventualmente terminó en el estado de Washington, donde él y su familia se ganaban la vida con recoger manzanas. Se estableció en Sunnyside en el Valle Yakima, un meollo para migrantes México-americanos en el Noroeste. Empezó a enseñar la música y a guiar a jóvenes guitarristas interesados en su estilo distintivo. Siguió tocado su bajo sexto para los eventos familiares y para bailes en la iglesia local Assembly of God, de la cual era miembro.

Durante su jubilación, Almeida cayó en un olvido tan profundo que sus aficionados y amigos en Tejas pensaban que se había muerto. Sin embargo, revivió su reputación en 1987, cuando fue incluido en el Salón de Fama de Conjunto de San Antonio. Seis años más tarde, su estado natal lo honró con el premio de Governor’s Arts and Heritage Award, que reconoce a los artistas por sus contribuciones a la vitalidad creativa de Washington. En ese mismo año, llegó a ser el primer residente de Washington nombrado NEA National Heritage Fellow, por lo cual ganó un premio de $10,000 del NEA.

Almeida se murió el 8 de julio de 1999, justo antes de cumplir los 88 años de edad.

 

          -- Agustín Gurza

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Mi Memorable Saludo y Encuentro con Los Cadetes de Linares

A fines de los 1970, entre trabajos como periodista, trabajé en la industria de la música, por el lado de la venta, no de la producción. Con absolutamente nada de experiencia directa en el mercado, acepté un trabajo como comprador de música para Pickwick International, un importante distribuidor de música al nivel nacional. Con una bodega gigantesca en el Valle de San Fernando, la compañía operaba su cadena de tiendas de discos, Musicland, y suministraba discos a centenas de tiendas de discos en cadenas de tiendas nacionales, incluso Sears, Woolworths, Montgomery Ward y Kmart.

El problema era que la música latina no se vendía bien en esos puntos de venta, a pesar de tener una clientela altamente latina en muchas de las tiendas. Así que me contrataron a mí con la espera de que yo pudiera solucionar el problema. Los gerentes se arriesgaron conmigo porque en mi trabajo anterior como editor en Billboard, yo cubría el negocio y también seguía las ventas de los más vendidos en la música latina.

Fue entonces que descubrí que escribir sobre el negocio y estar, de hecho, en el negocio son dos cosas muy distintas. Yo estaba nervioso, pero para decir la verdad, no fue difícil encontrar la solución. Los discos no se vendían simplemente porque la compañía no distribuía el producto adecuado, por varias razones internas. En resumen, las tiendas no tenían los grandes éxitos por las grandes estrellas, así que los compradores perdieron el interés.

Mi trabajo era asegurarnos de poner los discos adecuados en los estantes y luego hacer suficiente promoción para recuperar a los clientes. A veces aun yo me sorprendía con nuestro éxito.

Una de nuestras promociones más grandes incluía una visita en persona por uno de los grupos norteños más importantes en la época, Los Cadetes de Linares. Estas promociones eran típicas en esos días. Un artista aceptaba visitar a una tienda y firmar autógrafos para los aficionados, mientras el distribuidor vendía una paleta de discos dentro de unas horas. Una situación beneficiosa para todos.

Los Cadetes eran calientes en esa época, así que sabíamos que atraerían un público. Pero nunca anticipamos las masas que llegaron a la tienda de Kmart en Delano, California, para conocer al dúo cantante, Homero Guerrero y Lupe Tijerina. Claro, esto era territorio de trabajadores agrícolas, la base de aficionados natural de la música norteña. La gente esperó en la cola por horas y los pasillos se llenaron tanto que los otros compradores no podían llegar a la pasta dental y los televisores. Fue una muchedumbre, pero una muchedumbre bastante ordenada y paciente.

Me quedé impresionado por el profesionalismo de los dos músicos. Se quedaron hasta firmar el último autógrafo. No eran lo que uno llamaría carismáticos; no sonreían, y no se les podría llamar extrovertidos. Pero tampoco se quejaban. Vestidos de un juego de guayaberas, eran serios y respetuosos, y eso fue todo lo que requerían sus aficionados. La gente se les acercaba con una mezcla de asombro y deleite. Aun los deslumbrados empleados de Kmart exhibían con orgullo sus carteles personalmente autografiados, como se puede ver en una de las fotos que saqué con mi vieja cámara manual de 35mm de Minolta (lo cual explica el enfoque tan penoso). En la otra foto, Tijerina recibe de un aficionado una copia del disco Pistoleros Famosos para firmarlo, mientras su pareja firma otra autografía con un muchacho curioso que mira por encima de su hombro.  

Ese día, los discos de Los Cadetes se vendieron como tamales calientes. Al final, promociones como ésta ayudaron a impulsar los discos de música latina a la cima de los rankings de Pickwick de la región oeste. Terminé siendo yo también una especie de estrella en esa compañía. Pero es fácil verse bien cuando se trata simplemente de hacer disponible la música por los artistas queridos por tanta gente.

Los dos miembros de Los Cadetes ahora han fallecido, pero su música todavía se toca y se vende. Se puede leer mi biografía completa de este duradero dúo norteño aquí.

 

-- Agustín Gurza

 

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Biografía de Artista: Los Cadetes de Linares

Los Cadetes de Linares eran un dúo norteño popular que consistía, en su apogeo, en Homero Guerrero y Lupe Tijerina, los dos de los cuales eran del pueblo de Linares, Nuevo León, al sureste de Monterrey, México. Eran particularmente bien conocidos por sus corridos populares, empezando con su primer sencillo, “Los Dos Amigos,” escrito por Tijerina. Su carrera como dúo duró unos breves ochos años, hasta la muerte prematura de Guerrero. De todas formas, dejaron un legado duradero a través de muchas grabaciones como también apariencias en películas que llevaban los títulos de sus baladas mejor conocidas de bravuconería y tragedia de bandido, incluso “Las Tres Tumbas,” “Cazador de Asesinos” y “Pistoleros Famosos.”

Aunque a menudo fueron suplantados por bandas que se apropiaron de su nombre, los Cadetes de Linares originales tenían un estilo inimitable que tuvo influencia en un gran número de conjuntos y grupos norteños, y muchas de sus canciones han sido grabadas por un sinnúmero de otros artistas. La Colección Frontera contiene unas 150 grabaciones auténticas de los Cadetes, muchas escritas por Guerrero y Tijerina como individuos o en equipo. Dejaron una huella tan singular en su música que llegaron a ser identificados como los auténticos intérpretes de ciertos éxitos, aunque muchas otras bandas populares hicieron sus propias versiones que no fueron tan memorables. Por ejemplo, hay casi dos docenas de versiones de “El Chubasco” en la colección, incluso grabaciones por otros duetos populares como Los Alegres de Terán y Carlos y José, como también Los Tremendos Gavilanes. Pero la que se recuerda, por sus armonías concisas y riffs irresistibles de acordeón, es el éxito por Los Cadetes de Linares.

El nombre completo del fundador de la banda es Homero Guerrero de la Cerda, un cantante que tocaba el bajo sexto y que nació el 10 de abril de 1937 en El Popote, Nuevo León. Su rancho queda en el distrito de Linares, un área mejor conocida por sus hijos nativos musicales. Guerrero de la Cerda era parte de una familia grande que trabajaba en el rancho que no tenía los recursos para apoyar los sueños de su niñez de ser músico. Sin poder comprar una guitarra, el muchacho construyó una a mano, hecha de madera y banditas elásticas. Su hermano mayor Benjamín le enseñó a tocar, e interpretaba en la escuela y en eventos familiares, como también en el zócalo de su pueblo natal.

Cuando tenía sólo 16 años, Guerrero se mudó a Monterrey, la capital estatal y una meca dinámica de la música norteña en los 1950. Aceptó un trabajo en una fábrica que producía pigmentos de pintura, pero continuó buscando una entrada al negocio de la música, y frecuentaba los garitos musicales conocidos de la ciudad. En esos lugares, se codeaba con otros músicos norteños que llegarían a ser de renombre, incluso Salomón PradoJuan SalazarLos Gorriones de Topo Chico.

Por fin, en 1960, Guerrero formó su propio grupo, juntándose con Adán Moreno, el primero en una serie de acordeonistas que trabajarían como su pareja. Moreno, quien también era de Linares, dejó la banda en 1967 debido a diferencias creativas. Luego Guerrero se puso en camino; viajó por el sendero de migrantes desde Luisiana hasta Ohio y Michigan, y luego retrocedió al sur de Tejas.

En 1968, el músico viajero se encontraba en el pueblo fronterizo de McAllen, donde trabajaba en la fábrica de impresión de discos Discos Del Valle, el famoso sello regional. El dueño, Cristóbal García, no sólo le dio un trabajo a Guerrero, sino también su primera oportunidad para grabar. En su primer disco, Guerrero se juntó con su segundo acordeonista, Samuel Zapata. Según una biografía por su siguiente sello, Ramex Records, este dúo fue bautizado Los Cadetes de Samuel y Homero, un nombre que usó el término militar por primera vez. Según la historia, se escogió el nombre “cadetes” porque cuando era joven, Guerrero aspiraba a asistir a la academia militar de México, pero le faltaban los recursos para proseguir sus ambiciones de una carrera militar.

Ese primer disco incluía canciones – como “La Menudita”, “Estoy Pagando”, “Las Puertas del Cielo” y “Ven a Buscarme” –  que Guerrero volvería a grabar luego como Los Cadetes de Linares. Pero no produjeron ningún gran éxito. Dentro de un año, los asuntos familiares le forzaron a Zapata a dejar el grupo.

Aún en busca del éxito en el negocio de la música, Guerrero volvió a mudarse, esta vez a Houston, donde hizo equipo con su tercer acordeonista, Candelario Villarreal, originalmente de Matamoros. La pareja interpretaba en salones de baile y clubes en el pueblo, y eventualmente los vio Emilio Garza, fundador de Ramex, el sello que por fin tendría un gran éxito con Los Cadetes. Pero antes de que eso podía ocurrir, Guerrero tendría que hacer un último cambio en su colaboración musical. Sus amigos le decían que el acompañamiento en acordeón por Villarreal no combinaba bien con su estilo, así que lo remplazó por Lupe Tijerina, el músico altamente respetado que sería su pareja hasta que la muerte los separó.

Ya que tanto Guerrero como Tijerina eran del mismo pueblo, nació un nuevo nombre afortunado: Los Cadetes de Linares. En 1974, Ramex imprimió sólo 200 copias de su primer disco, que llegó a ser un éxito desenfrenado que requiso varias impresiones más. El disco incluía el corrido de Tijerina que sería su primer gran éxito, “Los Dos Amigos,” escrito por Tijerina. Esto marcó el verdadero comienzo de Los Cadetes de Linares, quienes pasarían a disfrutar una serie de éxitos que eran entre los primeros en los rankings, como “El Chubasco,” “Las Tres Tumbas,” “Pueblito,” “Regalo de Reyes,” “Polvo Maldito,” “Cruzando el Puente,” “Pistoleros Famosos” y muchos más. Además de ser un dueto vocálico espectacular, Guerrero y Tijerina también eran pareja en la composición. Juntos compusieron 23 canciones, incluso “El Caballo Jovero,” “El Tejanito,” “Tu Nombre” y la ya mencionada “Cazador de Asesinos.” Individualmente, Guerrero compuso más de una docena de canciones más, incluso la tragedia de un hijo ya crecido que visita la tumba de su madre, “Dos Coronas a Mi Madre.”

Para los fines de los 1970, Los Cadetes habían recibido múltiples honores y discos de oro, y habían aparecido en programas televisados que les dieron publicidad internacional, como Siempre en Domingo de Raúl Velasco, el programa de variedades semanal emitido desde la Ciudad de México. Sus apariciones en varias películas mexicanas clásicas les ayudaron a amplificar su éxito musical.

Trágicamente, Guerrero se murió a la cima del éxito que tanto había buscado. El músico falleció en un accidente automovilístico el 19 de febrero de 1982, mientras viajaba el camino entre Monterrey y Reynosa en su estado natal de Nuevo León. Después de la muerte repentina de su pareja, Tijerina compuso un tributo conmovedor que llegó al corazón de los aficionados de la banda que estaban en luto. Fue un bolero con el título, “Adiós, Amigo del Alma,” que también llegó a ser un éxito.

Tijerina, admirado por sus pares como un acordeonista de los acordeonistas, pensaba en la posibilidad de jubilarse después de la pérdida del que había sido su pareja musical por tanto tiempo. Pero el clamor público lo convenció a continuar con Los Cadetes de Linares. Así que el baterista original de la banda, Ernesto Báez, asumió el papel de cantante principal, y también tocaba el bajo sexto. Tijerina y Báez seguían tocando ante estadios agotados y apareciendo en programas de variedades televisados que eran populares en la época.

Después de que Báez dejó la banda en 2006, fue reemplazado por Rosendo Cantú. Pero los días de gloria de Los Cadetes de Linares habían ya desvanecido, y el éxito de la banda recayó en una amargada disputa de negocios cuando Cantú reclamó los derechos al nombre del dueto original. Mientras tanto, Tijerina comenzó otra banda bajo un alias inconfundible, Los Cadetes de Linares de Lupe Tijerina. Ésta no fue la primera disputa sobre el nombre y el legado de la banda. Otros ex miembros también formaron grupos astilla que usaron el nombre Los Cadetes de Linares, lo cual le impulsó a Tijerina a aseverar que sólo dos personas podían, de hecho, llamarse “cadetes” legítimamente.

Así que, cuando el mismísimo Tijerina falleció inesperadamente más temprano este año, fue honrado como “El Último Cadete.” Por la noche del 4 de julio de 2016, Tijerina había apenas tocado dos canciones de un concierto en un pueblo a las afueras de la ciudad de San Luis Potosí, otra parada en un horario de gira ocupado, cuando de repente se enfermó y tuvo que abandonar el escenario, acompañado por su hija Yajaira, quien también es intérprete. Mientras sus músicos seguían tocando, lo llevaron por ambulancia al hospital, donde murió de insuficiencia cardíaca en las horas tempranas del día siguiente. Tenía 69 años.

Una nueva generación ahora continúa la música del famoso dueto, con un toque moderno. Yajaira Tijerina, con su cabello rubio y largo bajo un sombrero de vaquero y leggings de lycra ajustados, exhibe sus habilidades en el acordeón en este video durante un concierto en Florida. Además, publicó un video reciente de Facebook que les advertía a los aficionados sobre las estafas que fingen representar los intereses de su difunto padre. Mientras tanto, Homero Guerrero Jr. interpreta y graba música norteña bajo el nombre fundado por su padre, pero con una variación hip-hop en la ortografía, Los KDT’s de Linares. Uno de los videoclips de la banda sobre una aventura amorosa picante tiene más de 2 millones de visitas en YouTube. En otro video, el de la pegadiza canción de amor “Mi Niña Bonita,” se puede ver a la nueva banda que interpreta ante un público grande en la plaza abierta de la ciudad donde todo comenzó, Linares, Nuevo León.

El Guerrero menor también grabó una canción a la memoria de su padre, “Lágrimas de Tu Hijo,” que fue incluida en una compilación de Ramex Records que marcaba el 25º aniversario de la muerte del Guerrero mayor. El disco de tributo póstumo, que llevaba el título Homenaje A Homero Guerrero...25 Aniversario, también incluía dos canciones por su amigo y pareja musical Lupe Tijerina, quien compuso dos canciones de despedida, “Despedida con Mariachi” y  “Adiós Amigo del Alma.”

En la segunda, Tijerina visita la tumba de su amigo y colaborador para darle la última despedida:

 

Yo recuerdo aquellos tiempos que vivimos como hermanos. 
Las tristezas compartimos, y reímos y lloramos.

Adiós, amigo del alma.

En mi corazón no hay calma; ya me voy a resignar. 

 

-- Agustín Gurza

Entrada relacionada: Mi Memorable Saludo y Encuentro con Los Cadetes de Linares

 

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Bloguero Especial: El Acordeón Norteño, Parte 1

NOTA DEL EDITOR: Uno de los primeros artículos que escribí como crítico de música para Los Angeles Times fue sobre un documental que relataba la historia de cómo el acordeón llegó a ser un instrumento principal en la música México-americana. Titulado Accordion Dreams (Sueños de Acordeón), esta producción de PBS de 2001 detalla la historia del instrumento desde sus raíces alemanas hasta su adopción por los músicos tejano-mexicanos en la frontera entre México y los EEUU y su evolución en las manos de los jóvenes artistas experimentales de hoy. El acordeón es un instrumento importante en dos géneros estrechamente relacionados que son centrales a la Colección Frontera: norteño y conjunto.

A través de los años, música de acordeón de la colección ha salido en discos de compilación lanzados por Arhoolie Records, el sello lanzado por el fundador de la Colección Frontera Chris Strachwitz. Uno de esos discos, por ejemplo, se enfocaba en la música de Narciso Martínez—también conocido como El Huracán del Valle—quien es considerado el instrumentalista con la más influencia en el género. Martínez es conocido también como el padre de la música de conjunto, debido a su estilo novedoso de tocar, de que habla Strachwitz en mi blog anterior sobre la música de conjunto.

Vamos a reimprimir esas notas de disco como una serie, con ligas a ejemplos de la Colección Frontera. (Las notas han sido revisadas para hacerlas más claras y correctas en el caso, por ejemplo, de artistas que han fallecido.) Empezamos con la Parte 1, lanzado en 1975, en la cual Strachwitz menciona los orígenes del acordeón en Alemania y habla sobre las canciones y artistas incluidos en esta primera compilación. Las notas incluyen también una breve barra lateral escrita por el músico Ry Cooder, quien explica cómo funciona el acordeón de botones (también conocido como el acordeón diatónico), que es favorecido por los músicos tejano-mexicanos más que el acordeón piano. Aprenda por qué en la Parte 1 de las notas abajo. [1]

                                                                                                ̶ Agustín Gurza

 

El primer acordeón fue construido en 1822 por Friedrich Buschmann (1805-1864), un constructor de instrumentos musicales alemán a quien también se le atribuye el haber inventado la harmónica. Lo llamaba un Ziehharmonika (zieh en alemán quiere decir ‘jalar’). Sin embargo, fue Cyrill Damian quien, en 1829 en Viena, Austria, empezó a producirlos en masa y quien adoptó el nombre “acordeón.”

Encontré el primer reportaje escrito del uso del acordeón en la frontera en el libro de John Peavey Echoes from the Rio Grande Valley (Ecos del Valle del Río Grande) (Springman-King, 1963, página 27). Describe un baile al aire libre por 1905 en el cual una banda que consistía en un violín, un acordeón y una batería proveyó la música. La mayoría de la gente me dijo que el instrumento fue introducido a la región por colonizadores alemanes y bohemios quienes también fueron activos en la construcción de las minas y ferrocarriles en el norte de México. Algunas de las canciones que se escuchan en esta compilación también pueden ser de origen centro-europeo.

Los Músicos

Entre los primeros acordeonistas que se hicieron populares en el Sur de Tejas vía discos fonográficos fueron José Rodríguez y Bruno Villareal. Los dos eran de San Benito. Bruno Villareal, casi invidente, fue llamado en sus discos “El Azote del Valle”, y todavía hoy la gente lo recuerda hasta en la ciudad norteña de Amarillo, Tejas, donde tocaba en las calles con una taza de hojalata amarrada a su acordeón piano, que usaba desde los fines de los 1930. “La Cascada,” una de las dos canciones de Villareal que se escuchan en este disco, es una mazurca grabada en San Antonio con un bajo sexto y una tambora el 31 de enero de 1935.

Mientras Bruno era músico ambulante itinerante, José Rodríguez tocaba principalmente para el baile. El músico Narciso Martínez recordó haber asistido a un baile donde tocaba José Rodríguez, conocido como “La Bamba.” Al espiar a Narciso, José paró el baile y le dijo a Narciso que no quería que él anduviera por ahí porque quería guardar sus canciones para sus propias sesiones de grabación y acusó a Narciso de “robar” sus materiales. (Más sobre Martínez, una figura clave en la música, en un momento.)

Jesús Casiano, otro acordeonista escuchado en este disco, vivía en San Antonio, donde siguió grabando para Rio Records en los 1950. Conocido como “El Gallito,” su especialidad fueron las polkas, como la que fue incluida en esta compilación, “La Bien Polviada.”

Lolo Cavazos, quien nació el 5 de enero de 1906 en Matamoros, Tamaulipas, y luego se instaló en Alice, Tejas, recuerda que la música de acordeón ha sido popular desde que era pequeño. Él cree que la música norteña comenzó en el Valle del Río Grande. Autodidacta, tocaba un instrumento de dos hileras, y en los 1950, grababa para el sello Ideal.

El acordeonista más importante y con más influencia en el área de San Antonio durante esta época de las primeras grabaciones fue Santiago Jiménez Sr. (1913-1984). Nacido en San Antonio, Santiago fue llamado “El Flaco” en sus primeros discos, un apodo luego heredado por su hijo. Empezó a tocar el acordeón por 1923 y aprendió la mayoría de sus canciones tempranas de su padre, Patricio Jiménez. Por 1935, Santiago compró su primer acordeón de dos hileras en una casa de empeños y dentro de un año ya emitía diariamente por la radio. Thomas Acuña, dueño de una tienda de discos y cazatalentos, escuchó estos programas y le pidió a Santiago que grabara. El pago fue sólo $7 por disco y no recibía regalías, pero a través de sus discos y programas de radio, Santiago se hizo cada vez más popular. Durante la Segunda Guerra Mundial, las compañías de discos más importantes dejaron de grabar la música regional, lo que hizo surgir varias pequeñas empresas a los fines de los ’40. Santiago fue uno de los primeros que grabaron para Globe y Imperial, y tuvo un éxito especial con “Viva Seguin” y “La Piedrera,” que se han hecho estándares de polka en el Sur de Tejas. En “La Nopalera,” una polka grabada en San Antonio en septiembre de 1938, es acompañado por Santiago Morales en el bajo.

Santiago solía pedirles a los hermanos Stark que afinaran y repararan sus acordeones. Los dos hermanos fueron inmigrantes de Alemania durante los años 1920. Chris Stark recuerda vivazmente cómo el Sr. Jiménez “siempre intentaba hacer algo diferente” y pedía que los acordeones que venían de la fábrica en la clave de G o C fueran bajadas a una clave más baja, como E, que Santiago prefería. Santiago Jiménez vivía en Dallas a mediados de los 1970 (cuando esto se escribió), pero todavía tocaba de vez en cuando, especialmente cuando visitaba a sus hijos, particularmente Leonardo, quien ganó fama bajo su apodo adoptado, Flaco Jiménez. El otro hijo del patriarca musical, Santiago Jiménez, Jr., conocido como Jimmy, toca muy en la tradición de su padre, y la mayoría de los otros hijos también tocan. El sonido maravilloso del acordeón de Jiménez seguirá viviendo, ¡y el hijito de Flaco ya se ha aprendido “La Piedrera”!

Finalmente, el Padre de la Música Norteña, Narciso Martínez, fue sin duda el acordeonista más popular entre los 1930 y los ’50. Nacido el 29 de octubre de 1911 en Reynosa, Tamaulipas, Narciso creció en el Valle del Río Grande y llegó a ser conocido como “El Huracán del Valle” cuando ya empezó a grabar en 1935. Además de ser un músico tremendo, Narciso enfatizaba el lado del tiple del acordeón, dejando la parte baja a su tocador del bajo sexto. En los 1940, cuando Ideal Records comenzó, Narciso llegó a ser su artista principal que no sólo grababa prolíficamente por sí solo, sino que también ayudó a crear el estilo norteño: dos voces acompañadas de un acordeón. Las cantantes fueron Carmen y Laura, y sus discos fueron muy populares y tuvieron mucha influencia. En “Flor Marchita,” un schotis, Narciso es acompañado por Santiago Almeida en la guitarra o bajo sexto y Santiago Morales en el bajo. Fue grabada en San Antonio el 13 de septiembre de 1937. Durante los años 1970, cuando era sesentón, Narciso seguía tocando para los bailes y fiestas mientras trabajaba cuidando los animales en el zoológico de Brownsville. 

  • Chris Strachwitz, 1975

El Acordeón de Botones

El acordeón diatónico ha sido popular con los músicos fronterizos por unos 70 años, y la mayoría de los instrumentos usados en la zona fronteriza han sido hechos por la empresa alemana Hohner. Hohner construyó sus acordeones diatónicos de botones simplemente y sin altos costos para popularizar el instrumento en América. El instrumento que se escucha en la mayoría de estas selecciones (con la excepción de las primeras dos, que tienen lo que probablemente es un instrumento de una hilera) tiene dos hileras de botones de tiple afinados en dos escalas mayores, como G/C o C/F, y ocho botones de latón de bajo, cuatro para cada clave. El acordeón de botones funciona como una harmónica ya que cada botón tiene un valor de dos notas, uno cuando se empuja y otro cuando se jala, ya que se toca una escala por mover los fuelles hacia adentro y hacia afuera, no como el acordeón piano, que toca cualquier grupo de notas en una dirección. “Diatónico” indica que el instrumento no tiene notas sostenidas y bemoles regulares, como los tiene el acordeón piano, pero sí tiene una clave bemol por hilera, al lado bajo del lado del tiple.

Estos acordeones son de lengüeta doble, eso es, con cada nota, una lengüeta vibra al tono estándar y el otro más o menos un cuarto de tono sostenido. La disonancia produce un efecto de vibrato que le da al acordeón de botones su dulcera y delicadez únicas. Dos botones adyacentes que se tocan juntos casi siempre producen un placentero tercer intervalo, que es la harmonía básica de todo canto mexicano. ¡Con razón este instrumento fue tan popular con la gente de la frontera!

El acordeón piano nunca igualó al de estilo de botones en su popularidad entre los músicos norteños, probablemente porque, además de ser cuatro veces más caro, no tiene el tipo de sonido de vibrato deseado y la acción de staccato que caracteriza la polka, que es rápida y agitada, y el estilo de tocar más expresivo del corrido y del estilo canción. La acción sencilla y directa hace que el acordeón de botones sea muy receptivo a la técnica del músico, y esta flexibilidad lleva al desarrollo de estilos individuales y eventualmente de tendencias estilísticas en cómo tocar el acordeón tejano-mexicano. Según varios acordeonistas, la gente en los bailes aun ha expresado explícitamente su desprecio por el acordeón piano.

Ry Cooder, 1975          

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Artist Biography: Valerio Longoria

Valerio Longoria se encuentra entre los músicos de conjunto más innovadores que dieron forma al período clásico de la música en la época después de la Segunda Guerra Mundial, un grupo denominado “la nueva generación.” El hijo de campesinos migrantes, se le atribuyen varios primeros en el género tejano durante una carrera que duró más de 60 años. Fue el primero en introducir letras a lo que antes había sido un estilo estrictamente instrumental. Fue el primer acordeonista que también cantaba mientras tocaba, el primero en introducir la batería a la instrumentación tradicional, y el primero en experimentar con afinación de octava. Además, fue el primero en incorporar otros estilos a su repertorio, especialmente el musicalmente sofisticado bolero que le dio al género un aire de ser más “jaitón.”
        
Para leer la biografía entera, haga clic aquí.

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Historia de una Discográfica: Rio Records

La Historia de Hymie Wolf y Rio Records

 

                Durante la Segunda Guerra Mundial, sellos discográficos nacionales como Victor, Columia y Decca por poco dejaron de grabar y lanzar música regional en los Estados Unidos. En esos años, los sellos más importantes estaban luchando contra una huelga del sindicato de músicos y tenía que enfrentarse con la escasez de la goma laca, el material que se usa para hacer discos. Después de que terminó la guerra, los empresarios locales sentían una gran demanda reprimida del público por las grabaciones por artistas locales, especialmente de los dueños de tabernas que tenían rocolas. Sin experiencia en la industria de música, muchos de estos hombres de negocios locales iniciaron sus propios sellos discográficos desde cero, comprando el equipo esencial para hacer los discos: un cortador de discos, acetatos en blanco, una mezcladora y un par de micrófonos. Manuel Rangel Sr., quien manejaba un negocio de reparaciones eléctricas que reparaba rocolas en el área de San Antonio, fue según la mayoría de los cuentos el pionero de los sellos discográficos tejanos, empezando con el lanzamiento de una canción por el acordeonista Valero Longoria en el sello Corona de Rangel, probablemente a principios de 1948.

               Le siguió otro empresario de un pequeño negocio de San Antonio. Hymie Wolf fundó Rio Records en lo que antes había sido su licorería. Remodeló la licorería para hacer una tienda de discos y armó el estudio de grabación en una habitación trasera. El membrete de esta operación de un solo hombre anunciaba orgullosamente, “Wolf Recording Company, Home of the Rio Record” (“Compañía de Grabacion Wolf, Hogar del Rio Record”).

              Ubicada en 700 West Commerce Street en el corazón del centro desbordante de San Antonio, la tienda quedaba a solo unas cuadras al este de la Plaza del Zacate, donde los productos agrícolas eran el negocio principal. Aquí, todo tipo de gente se congregaba, y por las tardes escuchaban a los músicos ambulantes o compraban tamales calientes de los vendedores ambulantes. Justo unas cuadras hacia el sur, por South Santa Rosa Street, había una zona ocupada de honky tonks y cantinas donde se juntaban los tejanos y mexicanos para socializar, tomar, bailar, salir de parranda o relajarse al fin de un largo día de trabajos forzosos o trataban de tomar lo suficiente para olvidarse de sus problemas. Escuchaban a conjuntos en vivo o a grabaciones en la rocola, que muchas veces era mejor, y también más barato, y uno podía repetir las canciones preferidas sin parar todo lo que uno quisiera.

             Para los fines de la década de 1940, los conjuntos, que típicamente incluían dos voces en armonía, un acordeón, un bajo sexto un bajo de cuerdas, hacían la música que los operarios, camioneros y otros obreros hispanohablantes querían escuchar. Músicos ambulantes de todo tipo, incluso duetos con guitarras, tríos, mariachis y conjuntos, andaban de cantina en cantina en busca de clientes dispuestos a pagar por canciones que se entregaban en ese mismo momento. Los cantantes tenían que saberse los éxitos más recientes y cantarlos bien para poder competir con las rocolas. Para bailar, sin embargo, se contrataba a músicos por la tarde. En ese caso, además de necesitar una entrega vocal atrayente, aguante y vigor, los músicos requerían también destreza instrumental, energía rítmica y cohesión para ser populares con los bailarines. Muchos de los músicos también se dieron cuenta de que si podían inventar sus propias canciones, podían ganar más dinero si sus composiciones llegaban a las manos de estrellas discográficas establecidas.

             Algunos de los cantantes y músicos que se encontraban en esa habitación trasera que era el estudio de grabación de Wolf ya eran artistas establecidos que habían estado ganándose la vida con la música por un tiempo ya. Había el corridista excelente de San Antonio, Pedro Rocha, quien había grabado extensamente en la década de 1930 y era bien conocido en la escena de música local. Otros que grababan para Rio eran Juan Gaytan y Frank Cantú (aka Pancho Cantú), cantantes y compositores populares de San Antonio quienes habían estado en la escena de música por muchos años. Las hermanas de Lydia Mendoza, Juanita y María, que trabajaban como el dúo Las Hermanas Mendoza, también eran un nombre conocido en San Antonio después de haber iniciado su carrera allá en el Bohemia Club durante la guerra.

             Sin embargo, la mayoría de los artistas que aparecerían en el sello Rio eran jóvenes principiantes resueltos a ser escuchados. Los primeros artistas que aparecerían en un disco 78 rpm de Rio fueron el dueto de Andrés Álvarez y Polo Cruz. Los dos fueron acompañados por el acordeonista Jesús Casiano, quien ya era un artista discográfico de la época preguerra. La etiqueta decía, “Álvarez y Cruz y Los Tejanos” y la primera canción, Rio No. 101, fue “Mujer de las Cantinas”! La música honky tonk había llegado y Rio Records, durante la breve década de su existencia, documentó unos de los más finos ejemplos de este género en español en San Antonio. Por cierto, estas grabaciones constituyen retratos auditivos auténticos de una cultura y tradición dinámica que se reanimó y dejó de lado sus viejas cadenas conservadoras durante el período de prosperidad social y económica de la época después de la Segunda Guerra Mundial

               Fred Zimmerle, junto con sus hermanos, empezó su carrera con Rio y llegó a ser uno de los mejores y más queridos acordeonistas con su Trío San Antonio. Valerio Longoria se trasladó a Rio e introdujo el bolero de tono alto a los clientes de las cantinas. Tony de la Rosa, en camino a hacerse el rey de la polka en el sur de Tejas, hizo unos discos tempranos para Rio (como Conjunto De La Rosa) mientras visitaba San Antonio. Conjunto Alamo, con Leandro Guerrero o Félix Borrayo en acordeón y Frank Corrales en guitarra, llegó a ser muy popular en San Antonio. Pedro Ibarra también llegó a ser un músico muy respetado en la ciudad y seguía activo en la escena musical local hasta la década de 1990. Y Los Pavos Reales vinieron a San Antonio del cercano Seguin para luego ser estrellas importantes de la música de conjunto.

                Un joven llamado Leonardo Jiménez, fuertemente influenciado por Pedro Ibarra, hizo sus primeros discos para Rio con Los Caminantes . Uno de los hijos de Don Santiago Jiménez, llegó a ser mundialmente famoso 20 años después como Flaco Jiménez. (La Colección Frontera contiene 73 cortes por Los Caminantes en Rio. Esas primeras grabaciones por Flaco Jiménez y Henry Zimmerle con Los Caminantes son disponibles en un CD de compilación, Arhoolie 370, titulado Flaco’s First.)

                Muchos de los artistas con Rio Record eran jóvenes rebeldes, de algunas maneras el equivalente de los músicos de blues, rap o punk de hoy: Los Tres Diamantes, Los Chavalitos, Conjunto Topo Chico, Conjunto San Antonio Alegre y del Valle Bajo, Armando Almendarez, el acordeonista quien obviamente había escuchado los discos de rocola del Rey de Luisiana Zydeco, Clifton Chenier. Una orquesta tejana auténtica, Alonzo y Sus Rancheros, junto con la elegante cantante de rancheras Ada García, quien tenía una voz maravillosamente enternecedora, también apareció en el sello.

                Tal vez algunos de estos cantantes y músicos habrían encontrado el camino a otros productores discográficos emprendedores, como lo hicieron varios entre ellos, pero pocos productores parecen haber tenido el mismo tipo de entendimiento, entusiasmo y relación agradable con los artistas que tenía Hymie Wolf. Además de la diversión y jovialidad evidentes en estas grabaciones, el entusiasta mercante de música hizo de Rio Records una empresa exitosa, aunque fuera limitada y efímera, con la ayuda de su personalidad, recursos, experiencia con el negocio, y la muy importante cooperación de los cantantes y músicos locales.

                Wolf fue el último de cuatro hermanos nacidos en San Antonio a Morris y Rose Wolf, quienes habían nacido en Rusia. Su padre tenía una tienda de ropa en Commerce Street, donde luego estaba el famoso Restaurante Los Apaches. (Hoy el restaurante se ha cerrado.) Wolf estudió en San Antonio, y habla el español con fluidez y algo de alemán. Eventualmente, enseñaba la electrónica en Kelly Air Force Base. Y fue alrededor de 1948 que remodeló su licorería y abrió la Rio Record Shop que contenía el Wolf Recording Company y llegó a ser el “Home of the Rio Record” (“Hogar del Disco Rio”) durante la próxima década.

                En 1956, Wolf conoció a Genie Miri, y se casaron el 23 de junio de 1960. Por los próximos tres años, Wolf, quien era un piloto excelente, también operaba un negocio de aviación y su esposa lo acompañó en muchos viajes. La pareja trabajaba en la tienda de discos hasta la muerte de Wolf el 10 de octubre de 1963. Su esposa siguió operando la tienda por muchos años después, pero el sello dejó sus actividades de grabación en 1963, con la excepción de Rio No. 455 por Luis Gonzáles, que fue publicado en julio de 1964 y tuvo su última reimpresión en 1968. En la década de 1970 conocí a Genie Wolf en la vieja ubicación de la tienda. Cuando le pregunté cuál conjunto local más le impresionaba, me sugirió que grabara a Flaco Jiménez, quien le daba la impresión de tener mucho carisma. En 1991, compré todas las copias maestras y contratos de Rio Records de la Sra. Wolf para Arhoolie.

                La mayoría de los 78s y 45s de Rio son excepcionalmente raros porque las ventas fueron pocas debido o a una distribución limitada o al hecho de que nadie los escuchó o nadie los quiso. Wolf no creía en la promoción, y ¡hasta cobraba a las estaciones de radio por las copias de sus discos en vez de pagarles para que tocaran sus discos, como era la costumbre general de la época! Y era cuidadoso en la producción, juzgando por las entradas en su libro de contabilidad, que muestra las órdenes y ventas para los lanzamientos de Rio. Por ejemplo, en agosto de 1956, inicialmente pidió 300 copias de No. 374 por Los Caminantes (200 78s y 100 45s). Sin embargo, esa grabación de “Mis Penas,” acompañada por “Borrar Quisiera,” las dos escritas por Henry Zimmerle, llegó a ser popular y las reimpresiones fueron frecuentes, pero en pequeñas cantidades, entre un mínimo de 25 y un máximo de 110, que eventualmente resultó en un total de 2,820 unidades impresas para 1961, combinados los 78s y los 45s. En contraste, la orden de impresión inicial en 1960 para el sencillo 45 rpm Rio No. 441 por Los Navegantes fue para 150 unidades, y el artículo nunca volvió a impresionarse.

                Además de ser difíciles de encontrar, estas grabaciones fueron primitivas; y mientras crecía la competición, la mayoría de los artistas acudieron a sellos y productores más profesionales, incluso José Morante en San Antonio y los sellos discográficos Falcon e Ideal en el sur de Tejas. Para la autenticidad, sin embargo, ningún otro sello ni productor capturó la música de cantina pura como lo hizo Hymie Wolf en sus grabaciones con Rio.

 

–Chris Strachwitz

Esta historia de sello fue adaptada de notas de disco originalmente escritas por Chris Strachwitz para la compilación de 1994 de Arhoolie Records, Tejano Roots: San Antonio's Conjuntos in the 1950s (Ideal/Arhoolie CD-376).

 

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Biografía de artista: Narciso Martínez

Se conocía como “El Huracán del Valle,” un torbellino musical que pasó por la valle del Río Grande en el sur de Tejas en los años posguerra, formando lo que vino a conocerse como la música de conjunto Tex-Mex. Su nombre fue Narciso Martínez, y ningún otro acordeonista ha ejercido más influencia ni ha tenido un impacto tan duradero y difundido en este género musical. 
 
Para leer la biografía entera, haga clic aquí.
 
-AgustÍn Gurza

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La Música de Conjunto: La Reconoces Cuando la Oyes

La música de conjunto, el estilo acordeonista popular con los México-americanos por todo el Suroeste, consta la piedra angular de la Colección Frontera. Sin embargo, el conjunto como tal no aparece en la lista de los géneros Top 20 compilada para mi libro sobre el archivo Frontera y publicada en 2012 por el UCLA Chicano Studies Research Center Press. Este hecho señala una confusión sobre el término, que algunas veces también deja perplejos aun a fanáticos que son familiarizados con el género.
     
¿Qué es un conjunto? El término en sí significa simplemente un grupo o colección de elementos similares. Y eso podría ser cualquier cosa: un conjunto de piedras, de estrellas, de delincuentes, de científicos, o de problemas sociales. Mientras los elementos tengan algo en común, es un conjunto. Eso se traduce fácilmente a la música, donde, por lo general, los conjuntos son grupos de músicos que tocan cierto tipo de música. Podría llamarse un grupo o una banda. Pero en Latinoamérica, el término ha llegado a indicar ciertos tipos específicos de música, como los conjuntos afro-cubanos tales como “La Perfecta” de Eddie Palmieri, que ayudo a provocar el boom de la salsa en Nueva York durante los años 1960 y ‘70. En el Suroeste, especialmente en Tejas, el conjunto surgió como el primo norteamericano de las bandas norteñas mexicanas. 
 
Lo que confunde a la gente es que normalmente los géneros musicales no son identificados por el colectivo de músicos que los realizan. Se dice rock, no música de guitarra y batería. La música clásica, no la música de orquesta. Jazz, no…bueno, a veces decimos la música de big band. Para aumentar la confusión, los conjuntos Tex-Mex tocan estilos de música que conocemos como géneros claramente definidos. Tocan polkas (No. 5 en la lista Frontera de géneros Top 20), corridos (No. 3), boleros (No.2) y cumbias (No. 9). (Similarmente, los conjuntos afro-cubanos tocan mambos, guarachas y cha-cha-chas.)
 
Algunas fuentes, como esta entrada de Wikipedia, tratan de definir el conjunto por su instrumentación: el acordeón de botones, el bajo sexto, un bajo eléctrico y una batería. Sin embargo, esto también es la composición básica de los grupos norteños del norte de México. La música norteña es un género en sí misma, No. 20 en la lista Frontera. Los dos géneros, el conjunto y el norteño, son interrelacionados porque los dos se desarrollaron a lo largo de la frontera, parte de la cultura rural y de clase obrera que fluye libremente entre los dos países por el Río Bravo. A pesar de estar íntimamente relacionados, son también distintos, y su relación es comparable a la estrecha relación entre la música rock norteamericana y británica. 
 
Con respecto al conjunto o la norteña, es más difícil determinar la diferencia. Los grupos norteños también disponen de acordeones con vocales y tocan polkas, corridos, boleros, etc. Así que ¿qué es lo que los separa? La mayoría de la gente simplemente dice que lo reconoce cuando lo oye. Pero hay una fina distinción técnica que distingue la música del conjunto. Chris Strachwitz, fundador de la Colección Frontera y experto reconocido en el campo, encuentra el origen de la evolución del estilo al acordeonista Narciso Martínez, el reconocido padre de la música de conjunto quien creció en la parte baja del Valle del Río Grande.
 
El acordeonista pionero enfatizaba el lado melódico de su instrumento y dejaba las líneas de bajo a su bajista de bajo sexto. “Esto estableció un nuevo sonido,” nota Strachwitz, “un sonido que hasta hoy en día es inmediatamente identificable como música de conjunto Tex-Mex.”
 
El colector de discos y productor también distingue entre los estilos vocales entre los grupos de conjunto y los norteños, y su preferencia es clara. 
 
“Los músicos de conjunto hoy generalmente no cantan bien, mientras que los norteños, quienes crecieron en los ranchos y a menudo son duetos compuestos de hermanos, tienen ese estilo de cantar rural con una hermosa voz aguda que mucho prefiero,” dice Strachwitz, quien produjo el documental de 1976, Chulas Fronteras, que se enfocó en los estilos de música fronterizos. “A juzgar por lo que escuché en este último Festival de Conjunto Tejano en San Antonio, siento que el género de conjunto esta apenas sobreviviendo porque es uno de varios estilos de música latina urbana, mientras que el norteño todavía tiene un grupo enorme de seguidores entre la gente rural y de clase baja.” 
 
Martínez empezó su carrera de grabación en 1936, pero las primeras grabaciones de conjuntos empiezan unos años antes. Strachwitz explica:
 
       “Un acordeonista con el nombre de Roberto Rodríguez fue de hecho el primero en hacer una grabación en el estilo conjunto, el 11 de junio de 1930, en San Antonio. Los pocos lados que hizo, sin embargo, o no tenían el sonido que el público buscaba o el precio de 75 centavos por disco al principio de la Gran Depresión era demasiado alto. Por alguna razón, parece que no le pidieron que volviera al estudio de grabación. Al siguiente día, no obstante, el 12 de junio de 1930, el mismo sello discográfico—la casa discográfica OKeh—grabo a un músico invidente con el nombre de Bruno Villareal, quien, por todas las cuentas, tocaba un pequeño acordeón de piano. Anunciado como “El Azote del Valle,” el continuó a grabar prolíficamente por varios años, ayudado sin duda por el hecho de que, para los mediados de los años 1930, en la profundidad de la Depresión, la mayoría de los precios de discos había bajado a 35 centavos. Hoy, él es generalmente reconocido como el primer acordeonista de conjunto en discos, muchos de los cuales se encuentran en la Colección Frontera. (El “Valle” en su apodo, por supuesto, se refiere al Valle Bajo del Rio Grande, la región fronteriza, donde se originó toda su música.)”
 
Ese pasaje se extrajo de las notas de portada del productor del álbum, Narciso Martinez: Father of the Texas-Mexican Conjunto (Ideal/Arhoolie CD-361). Afortunadamente, se puede encontrar el texto completo en línea como parte de una colección de artículos y ensayos fascinante e informativa llamada Border Cultures: Conjunto Music, presentado por la University of Texas at Austin.
 
Este sitio es un excelente manual básico sobre el género. Como se indica en su introducción, “Los enlaces en esta página proveen puntos de partida para aprender sobre el estilo musical de conjunto, su historia, su significado cultural, y su destreza.”
 
El sitio está dividido en tres secciones:
     
1. Un ensayo titulado, “Música Fronteriza/Border Music” por Manuel Peña, publicado en Aztlan: A Journal of Chicano Studies, por el UCLA Chicano Studies Research Center.
 
2. “Yo Soy de Aquí,” una colección de fotografías de acordeonistas del Tejas central, tomadas por Daniel Schaefer.
     
3. Un extensa colección de ensayos y notas de portada de Arhoolie Records titulado, “The Roots of Tejano and Conjunto Music.” Aparte de las notas de Martínez, el material de Arhoolie también incluye artículos sobre conjuntos de San Antonio de los años dorados de los años 1950 y un enfoque en las artistas femeninas de la música tejana. 
     
Después de examinar los artículos, regrese a la Colección Frontera y escuche la música. El conjunto Tex-Mex es ampliamente representado aquí por estrellas como Martínez, Flaco Jiménez, Paulino Bernal y Valerio Longoria. Y las mujeres también son una parte esencial de la colección, con grabaciones hechas en el Suroeste por artistas como Lydia Mendoza, Chelo Sylvia y el dueto de Carmen y Laura, para nombrar unos pocos. 
     
Después de pasar un rato absorbiendo el sonido conjunto, muy pronto usted lo reconocerá cuando lo oye. 
 
-AgustÍn Gurza
      

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Lifetime Achievement Grammy para Flaco Jimenez

Flaco Jimenez, el gran acordeonista Tex-Mex quien atrajo atención internacional al género frecuentemente pasado por alto por la industria de música comercial, fue honrado recientemente con el Lifetime Achievement Award por el Recording Academy. Jimenez, 75, se hizo uno de solo cinco artistas latinoamericanos o españoles que han recibido el premio en más de 50 años. Ganadores anteriores incluyen Antonio Carlos Jobim de Brasil (2012), Armando Manzanero de México (2014), Tito Puente de Puerto Rico (2003), y Andres Segovia de España (1986).

Jimenez fue honrado durante el evento de solo de invitación celebrado en Los Ángeles durante la semana de los Grammys en Febrero 2014. Compartió el Lifetime Achievement Award con otros seis recipientes de varios géneros: Los Bee Gees, Pierre Boulez, Buddy Guy, George Harrison, Los Louvin Brothers, y Wayne Shorter.

Flaco, como es conocido, nació Leonardo Jimenez en San Antonio, Texas, la cuna del conjunto. Es hijo de Santiago Jimenez, otra figura legendaria en la desarrollo de la música Tex-Mex basada en el acordeón. La familia Jimenez es bien representada en la Colección Frontera, con varias grabaciones de Santiago Jimenez y sus dos hijos, Flaco y Santiago Jr.

El Lifetime Achievement Award reconoce artistas que el presidente de NARAS, Neil Portnow, describe como “innovadores talentosos quienes sus incomparables masas de trabajo y sus legados  intemporales van a continuar ser celebrados por generaciones para venir.”.

Ganadores anteriores consisten de un panteón exclusivo de músicos, que incluye Louis Armstrong (1972), Los Beatles (2014), Irving Berlin (1968), Chuck Berry (1984), Miles Davis (1990), Bob Dylan (1991), Lightnin’ Hopkins (2013), Michael Jackson (2010), Elvis Presley (1971) y Frank Sinatra (1965).

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