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Strachwitz Frontera Collection

Biografía de Artista: Lucho Gatica, Rey del Bolero, Parte 1
repstein | Monday, December 17, 2018 | 1 comments

          Por la mayor parte del siglo XX, el mundo del pop latino fue dominado por una puñalada de países—México, Cuba, Argentina, y claro, España. Pero durante la década de 1950, una excepción a esa regla se convirtió en un éxito. Su nombre era Lucho Gatica, y era de Chile.

          Gatica salió de un pueblito del centro de Chile y llegó a ser uno de los vocalistas latinoamericanos más populares de todos los tiempos. En una carrera que abarcó 70 años, vendió millones de discos en todo el mundo, llenaba teatros y estadios desde Madrid hasta Manila, protagonizó películas, y llegó a ser una celebridad en Hollywood, donde sus amigos incluían Frank Sinatra y Ava Gardner.

          El éxito del cantante se construyó en su capacidad única de retratar la esencia romántica, lírica, y apasionada del estilo de canción conocido como el bolero. Su repertorio incluye muchas interpretaciones distintivas de composiciones que todavía se consideran clásicos del género. Esto, junto con su buen aspecto de ídolo de matiné y su carisma en escena, destinaban a Gatica a ser una súper estrella.

          El mes pasado, la voz del artista conocido como El Rey del Bolero se silenció para siempre. Gatica falleció en su casa en la Ciudad de México. Tenía 90 años.

          “Lucho Gatica tiene su nombre inscrito en los corazones no solo de los chilenos de todas las edades, sino también de todos los románticos en todas partes,” dijo la Ministra de Educación Mariana Aylwin en 2002, en el 50º aniversario del artista, cuando se le cedió el premio nacional más alto de la nación en las artes. “Para generaciones enteras, su nombre ha sido casi sinónimo con el amor. Es un hombre que ha transformado a muchos desconocidos en amantes.”

            Gatica estuvo entre los pocos artistas de pop que lograron sobrevivir las subidas y bajadas del voluble mercado musical. Mientras pasaban los años, muchas veces se le pedían sus pensamientos sobre las últimas tendencias.

            “Ciertamente hoy en día hay menos romanticismo,” dijo una vez. “Pero tenemos que aceptar que los jóvenes tienen sus propios ritmos, su propio estilo de cantar. Respeto eso porque creo que cada artista tiene su propio momento. Y el mío fue maravilloso.”

Hijo Nativo de Rancagua

           Luis Enrique Gatica Silva nació el 11 de agosto de 1928 en Rancagua, una capital regional conocida por sus vinos y sus minas de cobre. Su padre, José Agustín Gatica, era mercante y pequeño agricultor. Su madre, Juana Silva, era una ama de casa que tenía una pasión por la música. Como el menor de siete hijos, su apodo de la infancia era “Pitico.”

            Lucho solo tenía cuatro años cuando se murió su padre, y su madre enviudada se fue a trabajar como costurera para por poder criar a sus hijos. La familia se unió para enfrentarse a las dificultades, y la música siempre les ayudó a aliviar el cargo. Mientras la Señora Gatica tocaba el arpa y la guitarra, los hermanos mayores de Lucho cantaban tangos y tonadas, del folclor regional que informaría la obra temprana de Lucho como cantante profesional.

            Fue su hermano Arturo, siete años mayor, quien abrió el camino al mercado musical. Arturo empezó a cantar profesionalmente en Rancagua cuando Lucho tenía solo 10 años, un muchacho tímido que se escondía detrás de la puerta cuando la familia se juntaba para cantar juntos en casa. Pero Arturo reconoció el talento de su hermanito muy temprano, y le animaba a cantar.

            “Así que fue mi hermano quien tuvo una influencia enorme en mi carrera,” Gatica le dijo a la periodista Marisol García en una entrevista de 2007 publicada en La Nación Domingo. Ya estaba cantando en la radio y siempre me decía, ‘¿Cuándo me vas a acompañar?’ Nunca quise, hasta un día que formamos un dúo. Fue entonces que empecé a tomar en serio lo de cantar. Luego Arturo me dijo que él se había dado cuenta de que yo cantaba mejor que él, que no era el caso, obviamente.”

             Lucho asistió al Instituto O’Higgins, una escuela católica solo para varones dirigida por los Hermanos Maristas en su pueblo natal. Empezó a interpretar en las llamadas “revistas de gimnasio” de Chile, una demostración anual de las habilidades atléticas y artísticas de los estudiantes.

            En 1941, los dos hermanos aparecieron como un dúo vocálico en la radio local. Lucho tenía solo 13 años, pero su voz emotiva ya atraía atención. Dos años más tarde, el aspirante cantante hizo sus primeras grabaciones en el mismo estudio de emisión, interpretando tres canciones folclóricas, incluso “Negra del Alma.”

            Para 1945, los dos hermanos cantantes se habían mudado a Santiago, la capital de la nación, a más o menos 50 millas al norte. Lucho, con 18 años, continuó sus estudios en otra escuela marista, el Instituto Alonso de Ercilla. Luego se inscribió para ser un técnico dental, pero nunca practicó la odontología porque tuvo éxito tan rápidamente en su carrera como cantante.

            Arturo presentó Lucho a Raúl Matas, un disk jockey de influencia en la Radio Minería de Santiago, que alcanzaba una audiencia nacional. El joven Lucho pronto hizo su estreno nacional en el programa popular del presentador, “La Feria de los Deseos,” con la canción “Tú, Dónde Estás,” un bolero prototípico de añoro por el amor perdido. La conexión con el disk jockey también le condujo a su primer contrato de grabación, con la discográfica internacional Odeon, que luego se hizo parte de EMI.

            El estreno de Lucho en la grabación profesional vino en 1949, otra vez en un dueto con su hermano. Acompañados por el Dúo Rey-Silva, los hermanos grabaron cuatro tonadas, un estilo folclórico de cantar y de bailar. El disco de 78 rpm incluía los siguientes títulos: “El Martirio,” “Tú Que Vas Vendiendo Flores,” “La Partida,” y “Tilín Tolón.”

            Desde el principio, los hermanos Gatica se enfocaban en el rico folclor de su país natal. El dúo apareció en la portada de la revista Ecran, vestidos en el estilo tradicional del huaso rural, el charro chileno.

            Lucho era aficionado también de la música nativa de su país vecino, Argentina, incluso el tango, que era enormemente popular en Chile durante la década de 1940. En una entrevista de 1990 en Barcelona, Lucho se caracterizó como un pionero de la música folclórica de Sudamérica, diciendo que era el primero que había grabado las canciones de Atahualpa Yupanqui de Argentina, incluso “Los Ejes de Mi Carreta,” la composición más famosa del venerado cantautor.

            “Empecé con hacer música folclórica, pero me fue muy mal,” dijo Lucho, quien le dijo al entrevistador que todavía llevaba una carta de Yupanqui en su maleta como un recuerdo. “En ese momento, no había ningún interés en el folclor sudamericano, así que dirigí mi atención a los boleros.”

            El cambio estilístico de Gatica no pudo haber llegado en mejor momento. Llegó a los albores de la década de 1950, al principio de lo que llegaría a conocerse como la época dorada del género. Gatica era una estrella natural—con confianza, guapo, y ambicioso. Su único deseo era sobresalir como cantante.

          Así hizo, con un estilo que era sensual, íntimo, e instintivo. Además, trajo una actitud fresca a la canción romántica, rompiéndose con el método formal y anticuado que se preocupaba más por la técnica que por el sentimiento.

         “Esto era un bolero nuevo,” escribe David Ponce, un autor que se especializa en la música chilena. “En la voz de Gatica, el recital formal se convirtió en fraseo suave y el ritmo se hizo menos marcado y más modulado. En la historia del bolero, Gatica hizo el equivalente de lo que hizo Sinatra para la canción popular americana, y con el mismo efecto: ganó intimidad y cercanía con la audiencia.”

         Esa intimidad personal solo sería posible como solista, y las circunstancias conspiraron para dejar que Lucho lo intentara solo.

         En 1952, su hermano mayor se casó y formó un nuevo grupo con su esposa, Hilda Sour, llamándose Los Chilenos (Arturo, Lucho, e Hilda habían protagonizado juntos la película chilena de 1950 Uno Que Ha Sido Marino.) El año siguiente, los recién casados salieron en una gira internacional en tres continentes, que los mantendría fuera de casa por seis años. Arturo luego diría que él y Lucho se habían peleado y que los hermanos no se hablaron por años, aunque luego se reconciliaron.

         De vuelta en casa, la carrera de Lucho estaba empezando. Su éxito despertaría un fenómeno que nunca se había visto antes en Latinoamérica, uno que se convertiría en un tema tanto de tabloides baratos como de la literatura elevada.

         Lo llamaban Luchomanía.

La Década del Bolero

        El bolero en la música popular, en contraste con el mucho más antiguo baile español del mismo nombre, tiene sus raíces en Santiago de Cuba a los fines del siglo XIX, específicamente en el estilo conocido como la trova. En las primeras décadas del siglo XX, la popularidad del bolero se expandió internacionalmente con el crecimiento de la industria discográfica.

        Los mejores boleros se han hecho parte del cancionero latinoamericano, y los mejores compositores se han ganado un estatus santificado en el panteón de los cantautores hispanohablantes. En la Colección Frontera, el bolero es el número 2 en la lista de los 20 géneros más populares, como informa en el libro, The Arhoolie Foundation’s Strachwitz Frontera Collection of Mexican and Mexican American Recordings (La Colección Frontera de Strachwitz de Grabaciones Mexicanas y Mexicoamericanas por la Fundación Arhoolie).

       Durante la década de 1940, cuando Lucho Gatica aún era un colegial en Rancagua, el bolero empezaba a hacer sus primeras incursiones en los mercados en lengua inglesa, en parte a través de las películas populares de la época. Uno de los tesoros del género, “Bésame Mucho,” escrito por la mexicana Consuelo Velázquez, se convirtió en un éxito internacional después de que salió en el musical de Hollywood de 1944 Follow the Boys (Sigue a los Muchachos), interpretado por Charlie Spivak and His Orchestra. Gatica luego tendría un gran éxito también con su interpretación de la canción, ardiendo con deseo desesperado. A principios de la década de 1960, los Beatles grabaron su propia versión, con letras en inglés.

       En tributos a Gatica después de su muerte, varios escritores han mencionado la versión de los Beatles, sugiriendo que la legendaria banda descubrió la canción a través de la grabación del cantante chileno. Pero Paul McCartney ha dicho que escuchó “Bésame Mucho” por primera vez en una versión alegre de R&B por los Coasters.

       Esta anécdota tantas veces mencionada refleja una tendencia en los tributos póstumos de sobreestimar la influencia de Gatica en el género. El bolero ya tenía varios intérpretes populares durante las décadas de 1930 y 1940, incluso Pedro Vargas, Trío Los Panchos, Alfonso Ortiz Tirado, María Teresa Vera, Agustín Lara, y Olga Guillot. Cuba y México eran las potencias dominantes del género, llenos de cantantes y compositores importantes, mucho antes de que Gatica entró a la escena.

      El mismísimo Gatica reconoce a sus predecesores.

     “Siempre escuchaba a Leo Marini, Pedro Vargas, Hugo Romaní,” le dijo al periódico chileno El Mercurio en 1997. “Recuerdo que el Trío Martino (de Colombia) vino a Chile, y trajeron consigo los boleros más maravillosos, entre ellos, ‘Contigo en la Distancia’ y ‘Nosotros.’ También visitaron Los Tres Diamantes (de México), que cantaban como dioses.”

     Gatica sí merece crédito por difundir la popularidad del género y en algunos casos hacer versiones definitivas de clásicos queridos. Además, tenía un toque mágico con respecto al repertorio. Sabía instintivamente cuáles canciones combinaban bien con su estilo. Y muchas de ellas se convirtieron en éxitos.

     En Santiago, Gatica fue expuesto a artistas prominentes de otros países, quienes compartían su música y abrieron puertas para él internacionalmente. En 1951, conoció a la cantante cubana Olga Guillot, gracias de nuevo a una presentación por su hermano. Y ella compartió los últimos boleros escritos por sus compatriotas, pioneros del estilo que los cubanos llamaban “sentimiento,” o filin.

     “Lucho estaba encantado con este nuevo estilo de bolero,” Guillot le dijo a Ena Curnow de El Nuevo Herald de Miami en 2012, “y aprendió ‘La gloria eres tú,’ ‘Contigo en la Distancia,’ ‘Delirio,’ y otras canciones.”

        El año siguiente, se cambió a un sonido más suave con el acompañamiento del trío de guitarristas Los Peregrinos, a quienes conoció a través del disc jockey Mátas. El trío había sido formado recientemente en Santiago por Raúl Shaw Moreno, de Bolivia, conocido por su temporada con Trío Los Panchos. La discográfica convenció al músico visitante que dejara que su grupo grabara con Gatica.

        Esas sesiones de Odeon en 1952-53 marcaron la inauguración de su reino como “El Rey del Bolero,” con canciones como la ya mencionada “Contigo en la Distancia” por César Portillo de la Luz y “Sinceridad,” por Rafael Gastón Pérez, que fue su primer gran éxito en Brasil. Otras canciones con Los Peregrinos incluyeron “En Nosotros,” “Amor, Qué Malo Eres,” “Amor Secreto,” y “Vaya con Dios.”

En Marcha

            El ascenso meteórico de Gatica lo lanzó en una serie de giras internacionales que lo mantendría constantemente en el camino por una década. Apareció en Cuba por la primera vez en 1952 como invitado de Guillot. Sus interpretaciones en el Teatro Blanquita de la Habana y la famosa discoteca Tropicana todavía se consideran legendarias en Cuba, la cuna del bolero. El cantante también hizo su primera apariencia en televisión en la isla, que, según el sitio web cubano EcuRed, “suspendió la vida diaria porque todo el mundo quería ver y oír al Rey del Bolero.”

       La primera gira internacional de Gatica llegó el año siguiente, y lo llevó a Colombia, los Estados Unidos, España, y finalmente Inglaterra, donde grabó en los estudios de EMI, que luego se conocerían como Abbey Road.

       La discográfica británica emparejó a Gatica con otro de sus artistas, el pianista y director musical escocés Roberto Inglez (nacido Roberto Inglis), quien trabajaba con un joven productor llamado George Martín, luego famoso por los Beatles. La colaboración transcontinental rindió cuatro canciones: dos en portugués, “Samba Chamou” y “Não Tem Solução,” y dos en español, “Las Muchachas de la Plaza España” y el perenne “Bésame Mucho.”

       Inglez y su orquesta se reunieron con Gatica en Chile en 1954, y los dos artistas empezaron una gira internacional que causó pandemonio en casi cada parada. En Lima, el furor llamó la atención del novelista peruano Mario Vargas Llosa. En su libro La Tía Julia y el Escribidor, describe a las aficionadas frenéticas que perseguían al sexy cantante hasta dejarlo con solo los zapatos y los pantalones cortos.

       Gatica provocó el mismo furor en Buenos Aires, Uruguay, y Brasil. “Las hembras iban detrás de cualquier cosa que pertenecía a su ídolo: un mechón de cabello, un pañuelo, una manga de su camisa … cualquier cosa,” escribe Omar Martínez en el blog Luchoweb.

       Para 1955, Gatica estaba al frente del juego. Estaba listo para su próximo gran paso: establecerse en la Ciudad de México, la capital mundial del bolero.

– Agustin Gurza

 

 

 

1 Comments

Just a Few Thoughts

de Eliseo Casillas (not verified), 04/22/2021 - 21:35

I very much remember Lucho Gatica. He was the standard by many of the singers during his time. I am 90 years old just the same as Lucho's upon his death. I am from Puerto Rico and spent 4 years in Santiago, Chile.

Too bad that his songs are not in vogue now. One thing that I cannot understand is that words now cannot be understood like the songs that he sang. Now, the drums and instruments are more important. Why?

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