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Strachwitz Frontera Collection

Himnos Nacionales de Sudamérica y la Lucha por la Soberanía en el Nuevo Mundo
Agustin Gurza | Friday, March 2, 2018 | 0 comments

Todo país tiene una historia detrás de la creación de su himno nacional. En mi último blog, relaté la compleja historia del Himno Nacional Mexicano, que originó bajo el reino del Presidente Antonio López de Santa Anna.

            La Colección Frontera contiene además grabaciones de himnos de nueve otros países latinoamericanos. La mayoría de los himnos de Centroamérica y Sudamérica fueron iniciados en los años que siguieron las guerras de independencia de España, que empezaron en 1810. Como fue el caso de México, muchas de las nuevas naciones se esforzaban para encontrar una canción nacional apropiada, lo que refleja las tumultuosas luchas políticas por el establecimiento de nuevas identidades soberanas.

En algunos casos, todavía se hacían cambios a las versiones oficiales de los himnos, aun mientras se hacían las primeras grabaciones en las primeras décadas del siglo XX. Todos los himnos patrióticos en el archivo vienen de esa época temprana en la historia de la grabación, en discos de 78 rpm.

En todos los casos menos uno, el archivo tiene solamente una versión grabada de cada himno de estas naciones, en contraste con las múltiples versiones del himno mexicano. Solo Panamá tiene dos. En esta instalación, nos enfocamos en cuatro himnos de Sudamérica—Perú, Venezuela, Chile, y Argentina. En cada caso, vislumbramos los orígenes del himno, sus compositores, y algunas curiosas anécdotas históricas.

Himno Nacional Del Perú, Coro de Hombres

Coro con Orquesta (RCA Victor 78983)

            El primer verso del Himno Nacional Peruano siempre ha sido la parte problemática. En contraste con muchos otros himnos, que son entusiastas y alentadores, la canción nacional del Perú comienza con una estrofa que algunos han llamado deprimente y desalentador, si no un freno completo. El periódico británico The Guardian hasta lo ha llamado un “canto de la muerte,” citando sus referencias a los “peruanos oprimidos,” arrastrados en cadenas de la “cruel servidumbre,” luchando para deshacerse de “la indolencia del esclavo” y que finalmente levantan un “cuello humillado” en rebelión.

            Basta para hacer que los peruanos oprimidos dejen de prestar atención o, como sugiere el periódico, “busquen un antidepresivo.” Por más de un siglo después de su creación en 1821, hubo esfuerzos para cambiar las letras, pero sin resultado.

            La historia del himno coincide con el nacimiento del país. José de San Martín, quien encabezó guerras de independencia contra España en el sur de Sudamérica, se apresuró a llamar por un nuevo himno nacional para Perú, uno de tres países que liberó como líder del Ejército de los Andes. En agosto de 1821, solo un mes después del triunfo de Perú contra España, San Martín anunció un concurso para crear una “marcha nacional” para la nueva nación.

            La canción ganadora fue compuesta por José Bernardo Alcedo, con letras por José de la Torre Ugarte y Alarcón, un poeta, abogado, jurista, y político. Su canción fue interpretada públicamente por primera vez el 23 de septiembre de 1821, ante una audiencia en Lima que incluía al mismísimo Gran Libertador. Alcedo, el compositor que dirigía la orquesta, recibió una gran ovación.

            Los múltiples intentos de modificar el himno original a través de los años fracasaron. Letras nuevas fueron aprobadas en 1901 porque, como en el caso de su vecino, Chile, los versos originales se consideraban demasiado hostiles hacia España. Pero el público insistía en las letras originales, que fueron restauradas. Más de medio siglo más tarde, en 1959, Chabuca Grande, la compositora más popular de Perú, redactó un nuevo verso para remplazar esa estrofa problemática del original. Pero sus nuevas letras nunca fueron adoptadas, aunque las había escrito por encargo de Raúl Porras Barrenchea, un respetado e influyente diplomático e historiador.

            El asunto no se resolvió definitivamente hasta casi medio siglo después, cuando el Tribunal Constitucional de Perú, un cuerpo jurídico independiente, definió en 2005 la forma final del himno. Determinó que la primera estrofa ofensiva, de hecho, no fue compuesta por José de la Torre Ugarte. Aun así, era demasiado enraizada en la tradición de la nación para ser descartada. El tribunal también restauró un verso perdido, haciendo siete estrofas en vez de seis.

Pero esto no fue el final de la saga. Otro esfuerzo se montó en 2011 para reemplazar el primer verso, con su referencia a los peruanos que “gimen.” Esta campaña fue encabezada por Julio César Rivera, un auditor gubernamental jubilado y experto en los himnos quien produjo un CD con las letras que él proponía como reemplazo. Su esfuerzo fracasó, pero no antes de ser cubierto en un artículo de 2011 en The Guardián bajo el titular, “Whimper No More: Peru national anthem bound for glory” (“Gemidos no más: Himno nacional peruano en camino a la gloria”).

“Nuestro himno actual es demasiado negativo,” Rivera le dijo al periódico. “Daña la autoestima de la población e inculca un complejo de inferioridad. Fomenta el conformismo, la indiferencia, y la apatía—y ya somos demasiado sumisos.”

Para entonces, el ejército peruano había eludido el asunto por decidir tocar el séptimo verso, que era más alegre, en vez del primero, como parte de sus ceremonias oficiales. El cambio que hicieron las fuerzas militares en 2009 ayudó a establecer esa versión como la versión oficial, cantada en las escuelas peruanas, los eventos deportivos, y otras funciones cívicas.

La grabación en Frontera, en un disco de 78 rpm de RCA Victor, todavía incluye solo el primer verso difamado, interpretado por un coro de hombres con el solo del vocalista por Antonio Utrera. El sello estadounidense, sin embargo, tiene un error en la ortografía del nombre del compositor, deletreado como Alzedo, y no menciona a De la Torre Ugarte, cuyas letras sobrevivieron dos siglos de controversia e intentos de revisión.

Himno Nacional de Chile, Banda Columbia

Instrumental (Columbia 2840-X)

El Himno Nacional de Chile pasó por tres encarnaciones por cuatro compositores antes de ser adoptado en 1847. La primera versión, que estrenó en 1820, tenía música por Manuel Robles y letras por Bernardo de Vera y Pintado, un poeta, político, y abogado quien había inmigrado de Argentina.

Sin embargo, la melodía original fue considerada demasiado folclórica y anticuada por la élite progresista del país, así que se comisionó música nueva por Mariano Egaña, uno de los padres fundadores de Chile y el escritor principal de su Constitución. Mientras estuvo en Londres, Egaña presentó la idea al compositor catalán Ramón Carnicer, quien vivía en exilio en la capital británica por sus ideas liberales. Carnicer escribió la nueva partitura en 1827, guardando las letras originales. El año siguiente, volvió a Barcelona, donde se hizo director de la Ópera Italiana. Mientras tanto, su nuevo himno chileno estreno en el Nuevo Mundo el 23 de diciembre de 1828 en el Teatro Arteaga de Santiago.

Casi dos décadas después, en 1847, se hizo un cambio final, reemplazando las letras originales, que algunos consideraban una afrenta a España, la Madre Patria. El gobierno chileno le pidió a un joven poeta llamado Eusebio Lillo que escribiera las nuevas letras.

La versión que se escucha más comúnmente hoy incluye el coro original por Vera y Pintado, además del quinto de los seis versos originales de Lillo. Durante la sangrienta dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), el tercer verso militarista se incorporó oficialmente, con sus referencias a “valientes soldados” y el “grito de muerte” de la batalla. Ese verso se descartó cuando se restauró la democracia, aunque todavía está incluido cuando el himno completo se toca en los eventos militares.

Una anécdota curiosa: Se dice que el guitarrista Joe Walsh de los Eagles cantó el himno nacional de Chile en 2003 en un partido de béisbol de los Angels en Los Ángeles. Esa golosina está reportada en algunos sitios web, casi palabra por palabra, pero sin confirmación.

Himno Nacional de Venezuela, Coro de Hombres

Coro con Orquesta Internacional (RCA Victor 78872)

El himno nacional de Venezuela no fue establecido ni por concurso musical ni por decreto gubernamental. Surgió espontáneamente del fervor del movimiento por la independencia de 1810, y luego se enraizó durante las próximas siete décadas, antes de ser reconocido oficialmente como la canción nacional en 1881.

En el caso de Venezuela, la controversia sobre el himno no ha sido sobre las letras ni la música, sino sobre quién de hecho lo compuso. Hasta hoy en día, la cuestión de la composición no se ha resuelto completamente.

El himno, que lleva el título “Gloria al Bravo Pueblo,” surgió de un esfuerzo por la incipiente Sociedad Patriótica para fomentar la lucha contra España. Se dice que Vicente Salías, un médico y periodista que fundó el grupo patriótico, basado en Caracas, compuso los primeros versos del himno en un momento. La música luego fue compuesta por el violinista Juan José Landaeta, el hijo de mulatos libres conocido por sus composiciones religiosas.

Los dos hombres lucharon en las guerras por la independencia, salías junto al icónico libertador del continente Simón Bolívar. Y los dos fueron fusilados en la lucha.

Pero su composición siguió con vida. Para los mediados de la década de 1880, era considerada el nuevo himno nacional de facto del país, conocido como la “Marsellesa Venezolana.” Algunos observadores dicen que tiene más en común con el famoso himno francés que con otras marchas épicas de otras naciones latinoamericanas.

En 1881, “Gloria al Bravo Pueblo” se convirtió en el himno nacional oficial de Venezuela por decreto del presidente Antonio Guzmán Blanco. La canción después fue modificada varias veces, la última vez en 1947.

A través de los años, los historiadores han argumentado que la música de hecho fue compuesta por Lino Gallardo, un músico entrenado clásicamente que también era activista por la independencia. Gallardo, considerado el Haydn de Venezuela, era conocido por otras canciones patrióticas, especialmente “Caraqueños, otra época empieza,” con letras por Andrés Bello. Algunos académicos también afirman que Bello, y no Salías, escribió las letras para el himno nacional.

Sin embargo, los retos nunca han sido comprobados suficientemente para quitar los derechos de los autores oficialmente atribuidos, Salías y Landaeta. Hoy, el conservatorio nacional de música de Venezuela lleva el nombre de Landaeta.

En años más recientes, el himno ha servido como fondo dramático a la crisis política actual. Durante una protesta violenta en las calles de Caracas el año pasado, un solo violinista se quedó parado tranquilamente y tocaba el himno, capturado en vídeo mientras los disparos y las explosiones lo rodeaban. En un incidente aparte, otro joven violinista fue asesinado durante las protestas antigubernamentales. En el entierro de la víctima de 18 años, quien había sido miembro del conocido programa musical juvenil de Venezuela El Sistema, el himno nacional fue tocado por sus compañeros, músicos en el mismo programa, con lágrimas en los ojos y la bandera en alto.

Gustavo Dudamel, director artístico del Filarmónico de Los Ángeles, también se había graduado de El Sistema, que se reconoce por sus esfuerzos por ofrecer entrenamiento musical gratis y esperanza de ascenso a los pobres de Venezuela. En este vídeo, Dudamel dirige La Orquesta Sinfónica Simón Bolívar en el himno nacional de su país.

Himno Nacional Argentino, Profesores de la Orquesta del Teatro Colón

Instrumental (RCA Victor 79653)

Un error tipográfico en el texto original del himno nacional argentino cambió drásticamente el significado de una frase crucial y creó una controversia histórica.

El himno, originalmente titulado simplemente, “Marcha Patriótica,” fue adoptado en 1813, tres años después de la Revolución de Mayo que provocó la guerra de Argentina contra España. Sin embargo, la canción pareció adoptar una postura en contra de la independencia, si se lee el texto original literalmente.

La línea problemática afirma que “Buenos Ayres (sic) se opone a la frente de los pueblos ...” Eso querría decir que el país “se opone” a la frente del pueblo en la guerra de liberación, una posición que contradice el espíritu de la canción, que es virulentamente anti-España. La línea, más probablemente, fue una “errata trágica,” como comentó un historiador , aunque algunos escépticos le veían un enrevesado significado político. Una versión corregida, con la misma fecha que el original, cambio rápidamente “se opone” a “se pone,” arreglando el error al afirmar que el país “se pone” a la frente. Qué diferencia hace una “o.”

Como con los otros países, el Himno Nacional Argentino pasó por una serie de falsos arranques, revisiones, y restauraciones a través de los años. Después de que se rechazaron himnos anteriores como inadecuados, las letras actuales por el abogado y político Vicente López y Planes fueron aprobadas el 11 de mayo de 1813. Blás Parera, un compositor y maestro de música español, compuso la música y dirigió la orquesta en su estreno en el teatro menos de tres semanas después.

La canción fue bautizada oficialmente como el Himno Nacional Argentino en 1847, cuando fue publicada por primera vez bajo ese título. Durante el resto de ese siglo, se cantaba el himno completo, junto con sus referencias hostiles a España.

En una sección larga en medio, el himno se refiere a un país que “se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor” contra el “vil invasor,” que se compara a “tigres sedientos de sangre.” La canción condena la “saña tenaz” de los “fieros tiranos,” en quienes “la envidia
escupió su pestífera hiel.” Y pregunta: “¿No los véis devorando cual fieras todo pueblo que logran rendir?” El verso elogia repetidamente a los heroicos argentinos que “con brazos robustos desgarran al ibérico altivo león.”

Para el cambio de siglo, esa extrema animosidad hacia España parecía anacrónica. Respetando a los muchos españoles que habían inmigrado a Argentina, el himno fue modificado por decreto del presidente Julio Argentino Roca el 30 de marzo de 1900. Dijo que solo los primeros y los últimos versos deberían cantarse en las escuelas y en los eventos cívicos, eliminando la sección en medio que era rabiosamente anti-Ibérica, para “armonizar con la serenidad y dignidad de miles de españoles que comparten nuestra forma de vida .”

El himno argentino ha sido representado prominentemente en la cultura pop, tanto en la música como en el cine.

Charly García, un músico importante del rock alternativo en Argentina, grabó una versión moderna y excéntrica del himno en su álbum de 1990, Filosofía barata y zapatos de goma. Las autoridades la prohibieron brevemente, pero un juez falló a favor de García.

El himno tradicional también se usa en la banda sonora de un par de películas excelentes.

Una línea de las letras fue usada como el título original de una película muda de 1928, Una Nueva y Gloriosa Nación. Esta película perdida, una rara colaboración entre Hollywood y Buenos Aires, fue titulada alternativamente The Charge of the Gauchos (El Encargo de los Gauchos), o The Beautiful Spy (La Espía Hermosa). Es una obra de época sobre la independencia de Argentina, con la famosa estrella de las películas mudas Francis X. Bushman como el protagonista Manuel Belgrano, un libertador heroico que creó la bandera argentina.

Más recientemente, el himno nacional es tocado en la apertura de La Historia Oficial de 1985, que ganó un Óscar por mejor película en una lengua extranjera. Ambientada durante las secuelas de la dictadura militar y guerra sucia en Argentina, el drama cuenta la historia de un maestro de preparatoria que propone identificar a la madre de su hija adoptiva.

La grabación en Frontera, en un 78 rpm, incluye a los Profesores de la Orquesta del Teatro Colón, un grupo sinfónico fundado en 1925 en el hermoso teatro histórico en la capital argentina. Esta versión, bajo la dirección de Luis Calusio, es una obra instrumental, haciendo irrelevante la cuestión histórica de las letras.

 

– Agustín Gurza

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