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Andrés Berlanga

Berlanga y Montalvo: The Blues and the Borderlands

Una de las contribuciones más importantes de la Colección Frontera es la documentación de la música México-americana, un patrimonio cultural que sin esto tal vez se habría perdido o pasado por alto. Tanto como escritor como como coleccionista de álbumes, me siento a menudo consternado por la poca información disponible sobre los artistas y sus grabaciones, no sólo de los México-americanos, sino de músicos latinos en general. 
 
A veces, la información es escasa aun para obras por artistas comercialmente populares. En el caso de muchas grabaciones históricas de México-americanos, es imposible averiguar aun los datos más básicos, como cuándo y dónde se hizo la grabación, mucho menos quién la produjo y quién toca. Entre sus homólogos anglohablantes, en contraste, las grabaciones son regularmente investigadas, archivadas, compiladas, hechas tema de textos escritos y reempacadas con notas de disco amplias. 
 
Irónica pero felizmente, he encontrado un ejemplo en el cual la re-presentación elaborada de la obra de un artista respetado de blues norteamericano por casualidad incluía grabaciones desconocidas por un dueto México-americano también relativamente desconocido. En 2011, Columbio/Legacy lanzó el masivo recopilatorio Robert Johnson – The Complete Original Masters: Centennial Edition. La colección única, edición limitada (sólo 1,000 copias enumeradas se imprimieron), incluía reproducciones especiales en vinilo de 10 pulgadas de una docena de 78s Vocalion originales grabados por el influyente artista de blues entre 1937 y 1939. Además, el recopilatorio ofrecía cuatro CDs: dos que cubren todas las grabaciones máster de Johnson, uno en el cual salen otros artistas de blues de la época, y uno con el título “Also playing…” (“También tocan…”).
 
Es el cuarto CD que me fascina, en términos históricos. “Also Playing…” contiene diez cortes grabados por otros artistas que por casualidad hacían grabaciones en San Antonio y Dallas en las mismas fechas en las cuales Johnson tuvo sus sesiones. Éstos se añadieron sólo para darles a los oyentes e investigadores contemporáneos una idea del entorno musical en el cual tocaba Johnson en esa época. En los anales de las discografías comerciales, eso se llama ir más allá.
 
Aquí entra nuestro humilde dueto México-americano, Andrés Berlanga y Francisco Montalvo. Tienen dos canciones en ese disco de extras, las dos grabadas en San Antonio, Texas, el jueves, 26 de noviembre de 1936. Reseñas en línea identifican los títulos de las canciones como “Ay! Que Bonitos Ojitos” y “Que piensas tu que mi amore,” aunque el primero contiene errores ortográficos y el último no es gramaticalmente correcto. (Los reseñantes, de hecho, escriben el título de la última de dos diferentes maneras, incluso “Que Piensas tu que me Amore,” que, además de ser gramaticalmente incorrecto, usa las mayúsculas de manera inconsistente.) En esa misma sesión de grabación en San Antonio, según las anotaciones en aun otra reseña, Johnson grabó el corte “32-20 Blues” (que se refiere a las municiones Winchester) para el sello discográfico Oriole.
 
La Colección Frontera incluye sólo la primera de esas dos canciones, “Ay! Que Bonitos Ojos,” grabada por Berlanga y Montalvo para Vocalion. El base de datos de Frontera, sin embargo, da una fecha de grabación algo distinta, el 27 de noviembre de 1936, que podría haber sido una toma alternativa. El otro lado de este 78 rpm contiene la canción “Ángel Divino,” otra cancioncilla romántica con el acompañamiento de guitarra alegre y feliz del dúo.
 
Existe también una versión alternativa de una de las canciones con un título un poco diferente que revela el color de los bonitos ojos de la mujer, “Ay! Que Par De Ojitos Negros,” también en Vocalion pero con un sonido más chirriante. El sello discográfico en esta grabación añade un dato interesante entre paréntesis: Aparentemente, el dúo usaba el apodo Los Guapos.
 
Aquí tenemos un buen ejemplo de como el gran volumen de la Colección Frontera contribuye a nuestro conocimiento de estos artistas históricos. Cada grabación puede añadir otro dato. Una búsqueda en la base de datos rinde 14 grabaciones por Berlanga y Montalvo, con sus apellidos a veces en el orden opuesto. Hay 19 grabaciones adicionales por Montalbo (sic) y Berlanga, y este pequeño error ortográfico aparece en todas sus grabaciones con el sello Decca. Además, el dúo grabó separadamente con otras parejas – Montalvo con Melquiades Rodríguez y Berlanga con Polo Pecina
 
Generalmente, suele ser los historiadores y coleccionistas que se interesan en estos artistas olvidados hace mucho tiempo, de la época de los discos quebradizos de 78 rpm, tan distantes de nuestra edad digital. Pero gracias a la persistencia del productor Chris Strachwitz, el fundador de Frontera, se nos ofrece una mirada más recién y vívido de por lo menos una mitad de este dúo imprevisto. En 1979, Andrés Berlanga salió en el corto Del Mero Corazón, producido por Strachwitz y Les Blank. El corto es una continuación de su aclamado documental de 1976 sobre la música y cultura norteña, Chulas Fronteras. Las dos películas, disponibles en DVD, dan vida a estos viejos artistas por un medio nuevo.
 
Berlanga sale también en una grabación con Trio San Antonio, producido por Strachwitz a principios de la década 1970 y lanzado por Arhoolie Records. Un corte más temprano, grabado a principios de la década de 1950 por el mismo trío, “Qué Me Gano con Llorar,” aparece en el primer volumen de la excelente serie de compilación de Arhoolie, Texas-Mexican Border Music” (Folklyric Records 9003). En sus notas de cubierta para ese álbum, Strachwitz nota que Berlanga “posee una de las colecciones de canciones escritas en hojas de papel más largas que jamás he visto.” Ya que muchos de los viejos corridos se transmitían por vía oral, tener las letras escritas fue especialmente importante para los cantantes que hacían duetos, y a veces hasta pegaban las hojas de papel a sus micrófonos para asegurarse de cantar exactamente las mismas letras.    
 
Strachwitz hizo también una entrevista en audio con Berlanga, también en San Antonio (que estima fue más o menos durante la misma época en la cual hizo las películas). En la entrevista, el cantante se recuerda de cuando tocaba en antros de cerveza ilegales durante la Prohibición, que inspiró este corrido popular sobre los contrabandistas. También recuerda haberse subido en los trenes de carga como trovador itinerante durante la Depresión. Y se pone nostálgico al recordar los bailes de maratón que duraban del anochecer a la madrugada: “Simplemente seguían tocando y la gente sigue tomando y bailando. Hombre, qué días maravillosos.”
 
En el videoclip ligado arriba, se ve a un Berlanga envejecido, con gafas, un sombrero y un diente de oro, rasgueando su bajo sexto fuera de una tienda que vende productos religiosos. Canta la canción clásica, “Las Quejas de Zanaida,” mientras que una mujer con los dientes separados queda parada cerca de él y escucha, abrazando a una niña pequeña y sonriéndose por la letra humorosa sobre una relación amargada. Mientras se termina el último verso, el músico arrugado camina atropelladamente por la banqueta grumosa de San Antonio, su guitarra a la mano. 
Ya me voy de este pueblo maldito.
Donde quedan mis sueños dorados. 
Y eso también se llama los blues, al estilo tejano.
 
 
-Agustín Gurza

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