del UCLA Chicano Studies Research Center,
el Arhoolie Foundation,
y del UCLA Digital Library
El corrido es tal vez el género prototípico de la música de raíz mexicana. Pero como balada narrativa, tiene como primo cercano la música country tradicional. ¿Se acuerda usted de la historia de desamor y asesinato llamado “El Paso” por el cantante de country Marty Robbins? Esa canción, que fue el número uno en los ránkings de Billboard en pop y country en 1960, tiene muchos de los elementos clásicos del corrido, incluso una apertura que prepara la escena y un protagonista quien sigue su destino trágicamente a su muerte.
Robbins escribió “El Paso” en inglés mientras cruzaba Tejas con su familia. (Hay aquí una versión rara y más rápida que fue interpretación en vivo en la televisión australiana en 1964.) Pero los corridos pueden también transportarse de cultura a cultura. Considere, por ejemplo, la balada clásica sobre el controvertido personaje californiano, Joaquín Murrieta. La Colección Frontera tiene unas 20 versiones de la canción en español, detallando las hazañas del protagonista decapitado, quien alternaba entre ser considerado héroe y villano, rebelde o bandido. Las versiones más tempranas, lanzadas como sencillos de 78 rpm, incluían grabaciones de dos partes por Los Madrugadores, el famoso grupo de radio basado en Los Ángeles (más sobre estos cortes en un momento).
Recientemente me sorprendí al encontrar una versión moderna en inglés de la saga de Murrieta por un trío compuesto de una familia consonante llamado Sons of the San Joaquín, basado en la zona de Fresno. Su canción “The Ballad of Joaquín Murrieta” fue escrita por el cantante Jack Hannah, quien formó el grupo vocal con su hermano Joe Hannah y el hijo de Joe, Lon, quien era maestro de músico en el distrito escolar de Visalia. La canción, lanzada en el disco del grupo Way Out Yonder (2005), es una balada de vaquero tradicional, adornada con guitarras españolas y trompas sutiles de estilo mariachi.
Las letras de Hannah reflejan tanto los hechos como la leyenda en la historia de Murrieta. Alude a los origines sonorenses del rebelde, su aspecto alto y guapo, su deseo de participar en la Fiebre de Oro y la paliza salvaje que sufrió a manos de unos agresores que también violaron a su esposa. Murrieta juró vengarse, continúa la canción, y “the rage of Murrieta swept throughout the San Joaquín” (“la rabia de Murrieta se extendió por todo el San Joaquín”). En una parte hablada de la historia, Hannah hace referencia al gobernador de California, John Bigler, quien en 1853 ofreció recompensa por Murrieta y nombró a un veterano de la Guerra EEUU-México, el Capitán Harry Love, como líder de la cacería con Comandos del Estado de California nuevamente deputados.
Claro, la historia termina mal para Murrieta, quien fue asesinado el 25 de julio de 1853, junto con su compinche de mala fama conocido como Three-Fingered Jack (Jack de Tres Dedos). Hoy, un punto de referencia estatal histórico marca el lugar donde tuvieron su última resistencia, descrito como el cuartel general de Murrieta en Arroyo de Cantua cerca de Coalinga, mas allá de la Interestatal 5 al suroeste de Fresno. La versión de Hannah no menciona el hecho de que Murrieta fue decapitado y su cabeza fue exhibida morbosamente en pueblos mineros por todo el estado.
Luego, la leyenda del difunto creció cuando la gente empezó a sostener que no fue Murrieta quien fue asesinado. Hannah maneja estas ambigüedades históricas con un recurso poético, añadiendo frases como “the story goes” (“como dice el cuento”) o “so they say” (“según dicen”).
Su estrofa final, sin embargo, resalta el mito de Murrieta.
The saga ends, but did it?
Joaquín lives, the people say.
For many swear they saw him mount and swiftly ride away.
And down in old Sonora
Where the days are hot and long,
If you listen you can hear young señoritas sing his song
And the tale unfolds.
(Termina la saga, ¿pero de verdad terminó?
Joaquín vive, dice la gente.
Ya que muchos juran que lo vieron montar y partir velozmente.
Y allá en la vieja Sonora
Donde los días son calurosos y largos,
Si escuchas puedes escuchar a las jóvenes señoritas que cantan su historia
Y el cuento se despliega.)
Esa última parte es verdad. La gente todavía canta la balada de Joaquín Murrieta, que se convirtió en símbolo de resistencia en el Movimiento Chicano de la década de 1960. Cuando estuve en la universidad en UC Berkeley, fui miembro de un grupo estudiantil chicano, Frente, que manejaba un dormitorio y centro cultural cerca del campus llamado Casa Joaquín Murrieta.
El productor de discos Chris Strachwitz y la Colección Frontera jugaron un papel en el mantenimiento del mito de Murrieta durante esa época, según Manuel Peña, un ethnomusicólogo y autor de libros sobre la música tejana-mexicana. Peña observa que Murrieta “de hecho llamó la atención de la academia moderna en la década de 1970” después de que Strachwitz incluyó una versión de la canción en una compilación de corridos lanzada por Arhoole, su sello independiente.[i] El corrido de interés ese ese 78 rpm de dos partes por Los Madrugadores, llamado así por su programa que salía antes del amanecer y que servía como despertador para los campesinos mexicanos durante la Gran Depresión. El programa también ofrecía comentario por Pedro J. González, el líder del grupo quien denunciaba las deportaciones en masa de los mexicanos que ocurrían durante esa época.
En un caso en el cual la vida imita el arte, el mensaje del corrido de Murrieta fue reafirmado cuando al mismísimo González lo enviaron a la prisión de San Quentin por cargos fabricados de violación en 1934, el mismo año en que Los Madrugadores grabaron la canción. Como observó la profesora de estudios étnicos Shelley Streeby, “La historia del trato injusto y la criminalización de un inmigrante mexicano (Murrieta) en los Estados Unidos debe haber ganado resonancias nuevas y trágicas para esa audiencia de clase obrera durante estos años del nativismo intensificado y repatriación forzada, especialmente dadas las severas experiencias de González con la ley.” [ii]
La Colección Frontera tiene tres versiones del corrido grabadas en dos partes, todas por alguna encarnación de Los Madrugadores. La grabación de 1934 en el sello Vocalion también fue lanzada por Columbia con una fidelidad algo mejor. Una versión un poco distinta (mismas letras, diferente arreglo) fue lanzada en Decca por Los Hermanos Sánchez y Linares, compuesto de los dos miembros originales de Los Madrugadores, los hermanos Jesús y Vicor Sánchez, junto con Fernando Linares. (El grupo tiene su propio CD de compilación en Arhoolie que contiene el corrido sobre Murrieta de dos partes: Pedro J. González and Los Madrugadores, 1931-1937 [Arhoolie 7035].)
Algunos académicos dicen que esta balada no cumple con todas las características oficiales de un verdadero corrido, empezando con el hecho de que no hay narrador. Por contrario, la historia se cuenta en primera persona por el mismísimo Murrieta. Pero una estrofa, citada en inglés y en español en un sitio web sobre Murrieta, muestra cómo el tema podría todavía resonar entre los México-americanos hoy dada la lucha actual por la reforma inmigratoria.
I'm neither Chilean nor a foreigner
to this land I tread.
California belongs to Mexico
because God wished it so.
And in my stitched sarape
I carry my baptismal certificate.
No soy chileno ni extraño
en este suelo que piso.
De México es California,
porque Dios así lo quiso
Y en mi sarape cosida
traigo mi fe de bautismo.
– Agustín Gurza
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