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Strachwitz Frontera Collection

Canciones de Desastre, Parte 2: Tiembla, Repiquetea y Rueda
Agustin Gurza | Monday, June 6, 2016 | 0 comments

En mi último blog, miré la historia de las canciones de desastre y mencioné unos ejemplos de la Colección Frontera. Pero resulta que una de las canciones más originales y provocativas de este género se trata de un desastre que nunca ocurrió.

Cataclismo en Pinotepa” por Los Andariegos (Alborada AB-00301) es una canción sobre el pánico público que se apoderó del pueblo de Pinotepa Nacional, al sureste de Acapulco, en 1977, después de que los periódicos publicaron predicciones científicas de un terremoto inminente. Esa controvertida predicción fue basada en un estudio publicado por sismólogos en los Estados Unidos que habían notado un gran intervalo de tiempo entre los grandes terremotos en el estado de Oaxaca, por la costa del sur de México, uno de los lugares más sismológicamente activos en la Tierra. “No se ha intentado proveer una firme predicción de cuándo ocurrirá,” dice el reportaje por un equipo internacional basado en el Laboratorio de Geofísica en la Universidad de Tejas en Galveston. “Sin embargo, una reanudación de la actividad sísmica en la región de Oaxaca podrá preceder un seísmo principal.”

Obviamente, los investigadores fueron reacios a identificar una fecha específica para el temblor, pero rápidamente la prensa y la fábrica de rumores local proveyeron una. Pronto, las advertencias de un terremoto inminente llevaron a una conclusión exacta que golpearía a Pinotepa el domingo, 23 de abril de 1978. La región condenada también sería inundada por un tsunami subsecuente, según los pronósticos sensacionalistas.

Eso fue suficiente para causar un éxodo significativo. Los residentes aterrados vendieron sus casas y bienes con pérdidas, y luego huyeron para salvarse la vida. “La psicosis causada por la alarmante noticia los ha conducido a vender sus propiedades al mejor postor,” escribieron dos profesores de geofísica de la Universidad de México, Tomás Garza y Cinna Lomnitz. “Uno se pregunta: ¿Quiénes son estas personas que están comprando propiedades baratas por la costa de Oaxaca?”

Sin demora, la prensa amarilla proveyó unas respuestas disparatadas a esa pregunta. Un periódico de Acapulco reportó un “un poder extranjero” había incrustado cargas nucleares dentro de la falla del terremoto cerca de la costa de Oaxaca y que pensaba detonarlas el 23 de abril por control remoto desde un avión. La mayoría de la gente descartó esa explicación como demasiado extraño para creer. Pero muchos residentes fueron convencidos de que reservas de petróleo o uranio habían sido descubiertas en la zona y que los extranjeros estaban alentando los rumores para poder comprarse arrendamientos de terreno baratos.

Aunque el terremoto pronosticado no llegó ese día, el pánico en sí llegó a ser el desastre. Las pérdidas de propiedad de la liquidación “fueron comparables a las que se padecen de un terremoto verdadero,” concluyeron Garza y Lomnitz en su estudio, The Oaxaca Gap: A Case History (La brecha oaxaqueña: Una historia de caso).

Estas “réplicas” fueron principalmente psicológicas. En la canción por Los Andariegos, la letra desata una denuncia amarga y feroz de los “sabios idiotas” que abusan su conocimiento, y de la prensa sensacionalista que trafica el chisme. La canción, con acompañamiento en guitarra y una melodía melancólica típica de la música folklórica de Oaxaca, abre con una crítica fuerte de los “desgraciados yanquis” que “anuncian en grandes letras” que Pinotepa perecería.

 

Pongan cuidado, señores, lo que pasa en estos tiempos.

El ignorante la riega por su falta de talento.

Pero hay sabios que de plano son brutos de nacimiento.

 

Año del ’78, para que el mundo lo sepa,

Unos desgraciados yanquis anuncian con grandes letras

Que el día 23 de abril, se perderá Pinotepa.

 

Higinio Peláez y su esposa Fidela Vera, descendiente de músicos del pueblo de Pinotepa Nacional, han estado a la vanguardia de la preservación y promoción de la música folklórica de Costa Chica, una región a lo largo de la costa de Guerrero y Oaxaca. Interpretaban con sus hijos, y fueron entre los primeros que hicieron grabaciones de estudio de la música, a través de sus grupos, como Los Andariegos y particularmente Los Multisónicos.

La canción fue escrita por el difunto Higinio Peláez Ramos, un respetado compositor e intérprete de la conmovedora y evocadora música folklórica de la zona. Peláez fundó Los Andariegos y a menudo cantaba acompañado por Fide Vera (nacida Fidela Vera Rodríguez), quien era su esposa y fiel colaboradora musical. Los dos se conocieron en Pinotepa Nacional, pero tuvieron que fugarse para casarse, escapándose del pueblo en disfraz para evitar las iras del padre de la novia. Tuvieron varios hijos, también músicos. Dos de sus hijas, Rodolfina y Fidela, aparecen en los créditos de la canción sobre Pinotepa, identificadas en la base de datos de Frontera como “Rodi Y Fide Peláez Vera.”

En su canción, el compositor ensarta sin piedad a la prensa, lo cual presagia el ambiente actual de desprecio absoluto hacia los medios de comunicación. Retrata a los reporteros como chismosos del patio que se disfrutan del sufrimiento de la gente. Culpa a sus reportajes “criminales” – “sin una pizca de conciencia” – de haber vuelto loca a la gente y de haberlos dejado indigentes (“en la miseria”) después de haber liquidado sus pertenencias. Una estrofa da la imagen de histeria colectiva: Cuando llegó la fecha, la gente fue tan traumatizada por la diseminación de las “noticias exageradas” que aun el zumbido de una mosca los destrozaba.

 

Y como si ver sufrir fuera una cosa bonita,

Los medios de difusión jugando a las comadritas

Anuncian que un maremoto se puntará a Costa Chica.

 

Esta criminal noticia, sin la mínima conciencia,

Provoca que mucha gente casi rayen en la demencia,

Y se queden en la miseria al vender sus pertenencias

 

Cuando la fecha llego, la gente traumatizada,

Hasta el zumbar de la mosca los nervios les destrozaba.

Esto hace la difusión de notas exageradas.

 

El último tiro del compositor lleva un toque de anti-intelectualismo:

 

                        En fin aquí me despido, atrás de este conducto,

Y maldigo a los que estudian para provocar disgustos.

Prefiero ser ignorante, pero no ser sabio bruto.

 

Resulta, sin embargo, que el compositor, como otros críticos mexicanos, tendrían que comerse las palabras hasta cierto punto. Un gran terremoto sí golpeó la región de Oaxaca, pero no en el día determinado por la especulación no científica. Un sismo de magnitud 7.5 llegó siete meses más tarde, el 29 de noviembre de 1978. Afortunadamente, el daño que causó fue poco. Un equipo de sismólogos de Caltech y la Universidad de México le hicieron caso al pronóstico y armaron un sistema de sensores que estaban listos cuando pegó. Lo llamaron “Atrapar un Sismo.”

Fue una oportunidad única de medir un terremoto en tiempo real, pero vino con una advertencia sobre la ciencia de predecir los sismos, que todavía estaba en desarrollo. “Lo que le pasó a la gente de esa zona de México como resultado no sólo de esta predicción científica cuidadosamente evaluada, sino también de una profecía no científica y ampliamente difundida relacionada a ella, fácilmente podría ser el guion de lo que podría pasar bajo circunstancias parecidas en, por ejemplo, el Sur de California,” escribió la difunta Karen McNally, destacada sismóloga y antigua directora del Richter Seismological Laboratory en UC Santa Cruz. También mencionó que este caso impulsó a los científicos a urgir al público a “prepararse para manejar tanto las predicciones de sismos como los verdaderos sismos.”

Una década más tarde, McNally predijo correctamente el terremoto devastador de 1989 en Loma Prieto, en el Norte de California, que mató a 57 personas. McNally estaba lista para ése también. Había instrumentos instalados a lo largo de la Falla San Andreas cuando pegó el terremoto, así que los registros que resultaron fueron los mejores que se habían obtenido hasta la fecha, y proveyeron información valiosa sobre las fallas y su comportamiento.

Como se esperaría, la Colección Frontera tiene canciones sobre ese desastre también. “La Tragedia de San Francisco” por Los Rebeldes del Bravo de Moises Contreras (Joey 3184) se refiere al momento en que pegó el terremoto en Loma Prieta, el 17 de octubre a las 5:04 pm, justo cuando el Partido 3 de la Serie Mundial iba a empezar. Como quiso la suerte, en la serie se enfrentaban dos equipos de la duramente afectada Bahía de San Francisco, los San Francisco Giants y los Oakland Athletics. (“Toda la atención estaba a ver quién iba a ganar / Entre Oakland y San Francisco en esa serie mundial.”) De repente, salió el temblor “de las entrañas del Diablo,” como lo describe la canción vívidamente.

Como mencioné la última vez, el temblor de Loma Prieta es también el tema de una canción, “El Temblor De San Francisco,” por el artista tejano-mexicano Steve Jordan, quien estaba en camino desde Corpus Christi, Tejas, yendo a un concierto en San Francisco, cuando pegó el temblor, aplastando la carretera 880 “como una tortilla” y, claro, cancelando la gira.

La Colección Frontera incluye también canciones sobre temblores en Nicaragua, Guatemala y el devastador temblor de la Ciudad de México de 1985. Pero buscar las canciones sobre temblores es casi tan complicado como predecirlos. Hay al menos dos maneras de expresar esta idea en español. Una búsqueda bajo el término “temblor” produce diez diferentes grabaciones, y una búsqueda bajo la palabra “terremoto” rinde cinco más.

Los resultados incluyen unos corridos de dos partes en discos de 78 rpm. Sin embargo, si uno escucha con cuidado, se da cuenta de que dos de éstos son de hecho la misma canción sobre el mismo desastre, aunque llevan diferentes títulos. Son “Los Temblores De Oaxaca” (Brunswick 41287, partes 1 y 2) y “Los Temblores en México” (Columbia 4441-X, partes 1 y 2), escritos por L. M. Bañuelos y los dos interpretados por Hermanos Bañuelos (identificado en el sello de Columbia como “Bolaños”). ¿Pero de cuáles temblores cantan? Como todos los buenos corridos, las letras proveen una pista por dar la fecha: el 14 de enero. Sin embargo, no como las otras baladas narrativas, ésta no dice el año. Con una mirada en una lista de terremotos en Wikipedia de la primera mitad del siglo XX, cuando eran populares los 78s, podemos deducir que la canción se refiere al terremoto de magnitud 7.8 que golpeó a Oaxaca el 15 de enero de 1931.

Algunas canciones sobre temblores no aparecen bajo las búsquedas con los términos comunes, como “temblor” y “terremoto,” porque esos términos no siempre aparecen en los títulos. Pero estas otras canciones de desastre aparecen cuando uno busca con la palabra “earthquake” en inglés, ya que esta palabra aparece en las anotaciones explicativas para algunas canciones. Así que la búsqueda en inglés nos da títulos como “Tragedia de Nicaragua,” “Dolor y Tristesa [sic] en México” y “Corrido de Guatemala.”

Aun así, no se puede juzgar toda canción de desastre por su título. Hay una llamada “Earthquake” que no hace temblar ni a la pista de baile. Es un instrumental suave con un ritmo lento del director musical neoyorquino Tito Rodríguez, arreglado por el famoso músico cubano Chico O’Farrill.

Luego hay el grupo llamado California Earthquakes, que no tiene nada que ver con los desastres naturales, aunque con respecto a la música, se acercan a esto. Su canción novedad bilingüe “Mexican Dinner” (“Cena Mexicana”), por ejemplo, abre con el sonido de un motor a reacción y un narrador que anuncia la destinación (“Y nos vamos a la Placita Olvera a Los Ángeles, California.”) La cancioncilla, una mezcla de tejano-mexicano y rock de los ’50, rápidamente recae a referencias cursis a la comida, incluso doble significados sobre tamales y burritos. (“Hey, gringo, de veras you like Mexican dinner?”) Una estrofa incluye una amenaza no tan velada de violencia si la “Mexican Dinner” no se sirve pronto.

 

Si tu no me das Mexican Dinner,

Me pongo muy furioso,

Y no va ser curioso.

Yo voy a enloquecer,

Si no hay Mexican Dinner.

 

Puede que ésta no sea canción de desastre, pero lo cierto es que es una verdadera catástrofe.

-Agustín Gurza

 

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