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Los Madrugadores de Pedro J. González

Durante la Gran Depresión de los 1930, Los Madrugadores llegaron a ser el grupo más popular en la música México-americana en los EEUU. En conjunto popular fue comenzado por Pedro J. González, una personalidad controvertido y carismático que es considerado el fundador de la radio en español en Los Ángeles a fines de los 1920. Su nombre—que, claro, viene de la palabra “madrugada”—se refiere tanto a la banda como a su audiencia obrera, esos “madrugadores” que los escuchaban en vivo en la radio entre las 4 y las 6 de la mañana mientras se alistaban para el trabajo. Para un grupo que era marginado, desdeñado y perseguido durante la Depresión, el nombre también expresaba cierto sentido de orgullo porque lleva la connotación de ser “buenos trabajadores” y “triunfadores.”

González, un músico y compositor que también era activista social y comentarista, llegó a ser aun más identificado con su audiencia de inmigrantes cuando fue denunciado por haberse opuesto a las deportaciones en masa que ocurrían en esa época. A la personalidad de radio le tendieron una trampa y fue incriminado por violación, enviado a la cárcel y luego igualmente deportado a México, donde rápidamente volvió a la radio, emitiendo desde Tijuana.

González nació en el estado norteño y fronterizo de Chihuahua en 1896. Tenía 14 años al brote de la Revolución Mexicana de 1910, cuando fue forzado a punta de pistola a unirse a las fuerzas insurgentes de Pancho Villa y reclutado como telegrafista. En 1923, según los New York Times, vino a Los Ángeles y encontró trabajo como estibador.

“Su costumbre de cantar mientras trabajaba condujo a su propio programa de radio en español, uno de los primeros en la nación,” explica el artículo de los Times. “Sus emisiones, durante las cuales se enfurecía con las deportaciones en masa de los mexicanos, fueron populares entre los campesinos mexicanos pero temidas por las autoridades, quienes lo acusaron de ser agitador e intentaron hacer cancelar su licencia de emisión.”

La historia de Los Madrugadores tiene su origen en estas emisiones de radio de los principios de los 1920 en Los Ángeles, por las cuales González empezó a organizar grupos musicales. Desde el principio, el conjunto consistía en una puerta giratoria de cantantes y músicos. Aunque a González le gustaba interpretar, su audiencia en la radio pronto prefería que él acompañara a cantantes y músicos, especialmente la banda popular de hermanos Jesús y Víctor Sánchez, quienes también grababan separadamente bajo sus propios nombres. El cantante Fernando Linares se juntó al grupo en los primeros días, creando otro nombre para el conjunto, Los Hermanos Sánchez y Linares. El personal se expandió para incluir a otros cantantes y guitarristas, tales como Narciso Farfán, Crescencio Cuevas, Ismael Hernández, Jesús Álvarez y Josefina “La Chata” Caldera.

Los Madrugadores se hicieron tan populares que varios otros grupos usaron el mismo nombre, aparentemente por acuerdo mutuo, para grabar e interpretar en escena y por la radio. Incluían a Farfán y Cuavas, que llegaron a ser conocidos como Chico y Chencho, el grupo más popular derivado de Los Madrugadores. Colectiva e individualmente, su popularidad eventualmente se difundió por las comunidades México-americanas en California y el Suroeste, donde las emisiones de radio diarias servían de despertadores para obreros en las granjas y las fábricas. Grupos con el mismo nombre continuaron a trabajar por la frontera hasta los años 1970.

La Colección Frontera contiene muchas grabaciones por Los Madrugadores, incluso muchas que se encuentran bajo el nombre de Pedro J. González, quien era también compositor. (Éstos no deben confundirse con Los Madrugadores del Valle, un grupo norteño más reciente que grabó muchos sencillos y discos para los sellos de Joey y Del Valle en Texas.)

El fundador de la Colección Frontera Chris Strachwitz mencionó que la versión de la clásica “Zenaida” hecha por el grupo (Vocalion 8596) se encuentra entre sus 50 grabaciones más preferidas de la colección, poniéndola a No. 15.

“No logro quitarme esta maravillosa melodía de la cabeza—trato de cantarla o tararearla constantemente,” escribe Strachwitz en este blog. “Los Madrugadores fueron los primeros en grabar esta historia sobre Zenaida, y lo hicieron en dos partes. Excelentes cantantes, fueron muy populares a mediados de los 1930 y pronto la canción ganó popularidad extendida también.”

En varias configuraciones, Los Madrugadores emitieron numerosos sencillos en los años 1930 que obtuvieron muchas ventas de los discos y que se tocaban mucho en las rocolas. Sus canciones y corridos enfatizaban armonías estrechas y guitarras dotadas como acompañamiento, aunque algunos de los discos tempranos también tienen piano. El grupo grabó más de 200 canciones tanto para sellos independientes como multinacionales, incluso RCA Victor, Columbia, Decca, Vocalion, Bluebird, Imperial y Tricolor.

Mientras tanto, González seguía usando las ondas hertzianas para luchar por la justicia social, pronto llamando la atención y la ira de las autoridades. En 1934, a la cima de su carrera, González fue enviado a la prisión de San Quentin bajo cargos de violación. Aunque la supuesta víctima luego retractó la acusación, diciendo que la habían coaccionado a mentir bajo juramento, la condena quedó igual y González cumplió una sentencia de seis años.

El músico/activista fue liberado al principio de los 1940 después de apelaciones por dos presidentes mexicanos y enormes protestas públicas organizadas principalmente por su esposa, María. Fue deportado a México y se estableció en Tijuana, donde volvió a armar una banda inmediatamente y de nuevo se encontraba en las ondas de radio. Impávido, González siguió usando su programa de radio para denunciar la injusticia, cruzando la frontera con sus emisiones por los próximos 30 años.

Los Madrugadores documentaron el trágico caso de su líder en una balada de dos partes, el “Corrido de Pedro J. González.” Fue un caso en que la vida imitaba el arte, ya que alrededor del mismo tiempo, el grupo había grabado también el corrido de otro héroe popular México-americano, Joaquín Murrieta, un bandido del siglo XIX cuya cabeza decapitada fue exhibida en pueblos de minería por todo el estado. Como explica la profesora de estudios americanos Shelley Streeby, “la historia del trato injusto y criminalización de un inmigrante mexicano (Murrieta) en los Estados Unidos debe haber adquirido resonancias nuevas y trágicas para esa audiencia obrera durante esos años de nativismo intensificado y repatriación forzada, especialmente teniendo en cuenta las experiencias duras de González con la ley.”

Los dos corridos de dos partes—Joaquín Murrieta y Pedro J. González—son parte de la Colección Frontera e incluidos en el disco de compilación, “Los Madrugadores – 1931-1937” (Arhoolie 7035).

Mientras tanto, en Los Ángeles, otros eventos habían forzado cambios en la formación de los Madrugadores originales, particularmente las muertes de Narciso Farfán en 1939 y de Jesús Sánchez en 1941. A pesar de los contratiempos y retos, el grupo quedó fiel al espíritu resuelto de su audiencia inmigrante, y siguió grabando hasta los años 1960.

Eventualmente, González fue permitido volver a los Estados Unidos. En 1985, cuando tenía 90 años, PBS transmitió un documental sobre su vida y carrera con el título Ballad of an Unsung Hero (Balada de un Héroe No Reconocido), que luego fue convertido en una película para televisión, Break of Dawn (La Madrugada) (1988), protagonizado por el cantante popular mexicano Oscar Chávez. Tanto González como su esposa aparecen en el documental de 30 minutos, entrevistados en su humilde casa en el pueblo fronterizo de San Ysidro, California. González dedicó una habitación de la casa a un museo de su vida, con viejas fotografías, recortes de periódico, cartas y aun una vieja llave de telégrafo.

La exhibición provocó una renovación del interés en el envejecido activista entre los activistas comunitarios México-americanos, quienes empezaban a visitar a la casa como si fuera un santuario, según un artículo en los New York Times sobre el documental, publicado el 7 de enero de 1985.

“Él representa una parte importante del pasado cultural y de la tradición,” le dijo Lorena Parlee, historiadora y coproductora del programa, al periódico. “Y la película representa no sólo el apuro de los inmigrantes de México sino también de otros grupos étnicos que experimentaron discriminación y deportación.”

Diez años más tarde, González falleció en un sanatorio en Lodi, California. El titular del obituario, que salió en los New York Times el 24 de marzo de 1995, lo llamó, apropiadamente, un “héroe popular.” Tenía 99 años.

 

-- Agustín Gurza     

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