del UCLA Chicano Studies Research Center,
el Arhoolie Foundation,
y del UCLA Digital Library
Lydia Mendoza (1916-2007) fue una de las artistas femeninas más duraderas y distinguidas que salieron de las comunidades inmigrantes Mexicoamericanas del Suroeste de los Estados Unidos. Apodada “La Alondra de la Frontera” y “La Cancionera de los Pobres,” la cantante-guitarrista disfrutó una carrera que abarcó más de medio siglo, con centenas de grabaciones y miles de apariencias personales.
Hay solo un puñado de músicos cuyas carreras han abarcado medio siglo en la evolución del sonido grabado, desde los discos 78-rpm hasta la transmisión digital y las descargas. Uno de ellos es Tito Puente, el versátil director musical, percusionista, compositor, arreglista y vibrafonista. Nacido en Nueva York de padres puertorriqueños que eran obreros, Puente se entrenó como director musical durante la emocionante época de mambo en los 1950 y seguía realizando giras y grabando cincuenta años más tarde, todavía una estrella en el nuevo milenio.
Los Tremendos Gavilanes, el dúo de Salomón Prado y Juan Torres, fue fundado en 1962 a los albores de la época moderna de la música norteña. En las décadas de 1960 y 1970, lograron una popularidad enorme por los dos lados de la frontera y muchos los imitaban, incluso unos que aun usurparon su nombre para tratar de sacar provecho de su éxito. Pero ninguno pudo duplicar la magia de estos dos músicos únicamente compatibles y sus armonías vocales llamativas.
La Colección Strachwitz Frontera de Grabaciones Mexicanas y México-americanas de la Fundación Arhoolie (The Arhoolie Foundation’s Strachwitz Frontera Collection of Mexican and Mexican American Recordings), por Agustín Gurza, volumen 6 en la serie de libros de Chicano Archives (Archivos Chicanos) de la prensa de UCLA Chicano Studies Research Center Press, fue lanzado en 2012. El libro, ganador de premios, es basado en un proyecto de archivo iniciado por el entonces director de CSRC, Guillermo E Hernández. En octubre de 2001, Hernández empezó el proceso de preservar en formato digital la Colección Strachwitz Frontera de la Fundación Arhoolie, el mayor repositorio de grabaciones populares y vernáculas de la música mexicana y México-americana que existe.
El tango argentino es uno de un puñado de estilos de canción y baile —junto con el flamenco español y el mambo cubano— que surgieron de fusiones culturales en el mundo hispanohablante y ganaron popularidad global en el siglo XX. La manía por el tango que recorrió Europa y los Estados Unidos durante la primera mitad del siglo pasado se habrá desvanecido. Pero el tango como forma artística sigue vigente, tanto en las formas tradicionales como las contemporáneas.
Fred Zimmerle (1931-1998) nació en San Antonio de ascendencia alemana y mexicana, una herencia que encarnaba la fusión cultural de la zona fronteriza del Sur de Tejas. Llegó a ser uno de los artistas más populares e importantes en la escena altamente competetiva del conjunto en San Antonio en la época posguerra, querido por los aficionados y respetados por sus pares como figura histórica.
La Colección Frontera se especializa en la música México-americana, especialmente los formatos tempranos y rurales de los grupos de música norteña y de conjunto de la primera mitad del siglo XX. Pero en los 1970, empezaron a emerger nuevos estilos producidos por jóvenes México-americanos en grandes centros urbanos, fusionando los géneros tradicionales con los modernos. En Los Ángeles, la banda con más influencia y más aclamadas por la crítica de esa época fue Los Lobos del Este de Los Ángeles.
Hace casi cuatro décadas desde el estreno en Los Ángeles de Zoot Suit, el musical pionero sobre la hostilidad racial explícita con la cual se enfrentaban los México-americanos en los Ángeles en los años 1940. La obra de Luis Valdez estrenó en el Mark Taper Forum el 28 de julio de 1978, y un año después estuvo brevemente en Broadway. A menos que lo hayas experimentado en ese momento, es difícil apreciar lo enorme que fue este hito cultural para los México-americanos, quienes luchaban por un lugar más digno en la sociedad estadounidense. La primera obra profesionalmente producida por y sobre México-americanos, Zoot Suit destrozó las barreras culturales y sociales.
Santiago Almeida fue un intérprete de bajo sexto excepcional que se ganó un lugar histórico en el panteón de la música México-americana como la pareja pionera del famoso acordeonista Narciso Martínez. Juntos, el dúo transformaría el estilo de lo que hoy conocemos como la música de conjunto, con el acordeón la guitarra de 12 cuerdas como su núcleo instrumental.
A fines de los 1970, entre trabajos como periodista, trabajé en la industria de la música, por el lado de la venta, no de la producción. Con absolutamente nada de experiencia directa en el mercado, acepté un trabajo como comprador de música para Pickwick International, un importante distribuidor de música al nivel nacional. Con una bodega gigantesca en el Valle de San Fernando, la compañía operaba su cadena de tiendas de discos, Musicland, y suministraba discos a centenas de tiendas de discos en cadenas de tiendas nacionales, incluso Sears, Woolworths, Montgomery Ward y Kmart.
Los Cadetes de Linares eran un dúo norteño popular que consistía, en su apogeo, en Homero Guerrero y Lupe Tijerina, los dos de los cuales eran del pueblo de Linares, Nuevo León, al sureste de Monterrey, México. Eran particularmente bien conocidos por sus corridos populares, empezando con su primer sencillo, “Los Dos Amigos,” escrito por Tijerina. Su carrera como dúo duró unos breves ochos años, hasta la muerte prematura de Guerrero. De todas formas, dejaron un legado duradero a través de muchas grabaciones como también apariencias en películas que llevaban los títulos de sus baladas mejor conocidas de bravuconería y tragedia de bandido, incluso “Las Tres Tumbas,” “Cazador de Asesinos” y “Pistoleros Famosos.”
Durante la Gran Depresión de los 1930, Los Madrugadores llegaron a ser el grupo más popular en la música México-americana en los EEUU. En conjunto popular fue comenzado por Pedro J. González, una personalidad controvertido y carismático que es considerado el fundador de la radio en español en Los Ángeles a fines de los 1920. Su nombre—que, claro, viene de la palabra “madrugada”—se refiere tanto a la banda como a su audiencia obrera, esos “madrugadores” que los escuchaban en vivo en la radio entre las 4 y las 6 de la mañana mientras se alistaban para el trabajo. Para un grupo que era marginado, desdeñado y perseguido durante la Depresión, el nombre también expresaba cierto sentido de orgullo porque lleva la connotación de ser “buenos trabajadores” y “triunfadores.”
Casi todo país tiene una colección de canciones que constituye su ADN musical. Canciones aprendidas por los niños casi antes de que aprendan a hablar, como “Home on the Range,” “Oh, Susana” y “This Land Is Your Land” en los Estados Unidos.
En México, una canción icónica es la ranchera clásica “Allá en el Rancho Grande.” Como las otras canciones que son emblemáticas de una cultura nacional, “Rancho Grande” tiene una melodía que es instantáneamente reconocible y unas letras que parecen surgir de la memoria colectiva de la nación, aunque no entendamos exactamente qué quieren decir.
Es uno de los ritmos más reconocibles en la historia de la música popular bailable: Uno, dos, chachachá.
Durante una época en los 1950, este ritmo afrocubano se convirtió también en una moda en el baile en el mundo occidental, desde París a Caracas, desde Nueva York a la Cuidad de México. El chachachá llegó a ser esencial en el baile de salón, junto con el mambo y la rumba. Al mismo tiempo, el ritmo ligero y alegre de este nuevo ritmo bailable se impregnó en el ADN del rock ‘n’ roll temprano.
Memo Salamanca fue un compositor, arreglista y director de banda importante que jugó un papel prominente en la popularidad de la música bailable afrocubana que se extendió por todo México en los 1950. Salamanca se asociaba con los artistas cubanos más importantes del día quienes se habían mudado a la capital mexicana para aprovecharse del hecho de que el mambo se encontraba muy de moda, incluso el director de banda Pérez Prado y el venerado cantante cubano Beny Moré.
La muerte del cantante y compositor mexicano Juan Gabriel salió en los titulares por todas partes del mundo esta semana. Fue una de las figuras de la música pop más importantes y más queridas en México de la última mitad del siglo XX. Su carrera va paralela a las de un puñado de pares superestrellas, incluso Vicente Fernández y Los Tigres del Norte, que ascendieron en los años 1970 y cuya popularidad continuó hasta el nuevo milenio.
Flor Silvestre es una cantante, actriz y caballista cuya carrera en escena, en pantalla y en la televisión abarca más de siete décadas. Entre las audiencias internacionales, es más conocida como parte de la dinastía que representaba rodeos dirigida por su marido, el cantante y actor Antonio Aguilar.
Hay cantantes de country famosos, como Johnny Cash o Loretta Lynn, cuyas canciones reflejan las luchas y dificultades que han experimentado en la vida real. Más que celebridades, se convierten en héroes populares porque la gente percibe la autenticidad en su arte. Uno podría decir lo mismo de la cantante Lucha Reyes, pionera de la música ranchera mexicana. Conocida por su bravuconería, su voz contundente y su estilo de vida bebedora, Reyes llegó a ser una sensación popular en los 1930 como solista, muchas veces acompañada por el legendario Mariachi Vargas de Tecalitlán.
Cuando yo estaba en la universidad, mi padre hacía viajes ocasionales de San José a Los Ángeles para ver el nuevo mariachi en La Fonda, un restaurante en Wilshire Boulevard. Sus visitas fueron más bien peregrinajes musicales. El Dr. Gurza siempre decía que no había dónde escuchar un buen mariachi en el Área de la Bahía. Así que, cada vez que manejaba hacia el sur, ostensiblemente para visitar a un amigo de nuestro pueblo natal, Torreón, siempre iba directo hacia La Fonda primero. Eso era un viaje de ocho horas en esa época, en la vieja carretera 101. Pero Papá nunca se sentía demasiado cansado para disfrutar una o dos actuaciones por Los Camperos de Nati Cano.
Las Hermanas Padilla, a veces promocionadas como las Andrew Sisters of Mexican Music (Hermanas Andrew de la Música Mexicana) debido a sus harmonías perfectas, formaron uno de los duetos vocales mexicanos más populares y prolíficos de los 1930 y ’40. Basadas en Los Ángeles, las Hermanas Padilla, Margarita y María, establecieron los estándares para su estilo de cantar boleros y rancheras, llegando a ser entre los primeros artistas que tuvieron éxito internacional al emerger de la escena de música México-americana en el sur de California.
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